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miércoles, 12 de enero de 2011

El CHUY GÜEMES. LA CRISIS DE LIQUIDEZ DEL 94



Excélsior, Financiera, 23 de enero de 1995

A Wyn F. Owen de la Universidad de Colorado
y a Edmundo Flores de México.

Chuy Güemes, es un granjero sinaloense exitoso, forma parte de una comunidad afortunada, beneficiada por la humedad natural de la zona de los tres ríos cercana a Culiacán, compuesta por alrededor de 15 granjeros tomateros emprendedores. El Chuy como la mayoría de sus colegas granjeros, esta deseoso de obtener más y mejores rendimientos por su organización, su trabajo y los recursos con que cuenta y aplica a la producción de tomates.

Un buen día, el Chuy descubrió una innovación tecnológica, que le reducía 10% sus costos y además le permitía obtener un 10%, más de cosecha. Por ello, el Chuy estaba realmente orgulloso de su hallazgo, sus familiares, compañeros de la infancia, sus amigos, los vecinos y conocidos, también estaban orgullosos de conocerlo, tenerlo entre ellos y estar cerca de él. Su popularidad llegó a otras regiones, donde decían: caray, que suerte tener un agricultor como el Chuy con ustedes, deberían de prestarlo para presidir la "Organización Regional de los Agricultores Innovadores..."

Sin embargo, el gusto le duró al Chuy Güemes poco más de 5 años; el incremento del 10% en la oferta de tomates, al principio no impactaba en la oferta total de los mismos, el precio se mantenía y con ello el ahorro que obtenía por su innovación, hacían que ganara en total 20% adicional, más que los otros agricultores. Nadie sabía que la innovación del Chuy era en realidad muy sencilla y que cualquiera que se lo propusiera lo podría realizar y también obtener los mismo resultados, algo así como el "Huevo de Colón".

Al tiempo el "efecto demostración", cundió entre los tomateros y empezaron todos a hacerle igual que el Chuy, con la desagradable sorpresa, que de acuerdo con el modelo Mill Marshall, que al hacerlo al mismo tiempo todos los granjeros, provocaron un "crecimiento en la oferta agregada" superior al 10%, en el mercado local que contagio a otros granjeros y a otros mercados, que terminó provocando una severa baja en el precio del tomate.

Con ello, el beneficio neto de la innovación del Chuy, dejó de estar en la comunidad de granjeros para irse como una exacción mercantil al producto, por una "relación de intercambio desfavorable," a la comunidad de consumidores de la ciudad, por el mecanismo de baja en más del 20% en el precio del tomate. Entonces, todos los granjeros se enojaron con el Chuy, al grado que le tiraban proyectiles con los tomates que no se podían vender, el desequilibrio en la comunidad había sido muy grande y por supuesto los enemigos del Chuy, que estaban por la colectivización, de acuerdo con el modelo Marxista leninista, homólogamente como en la toma de la bastilla, sacaban la guillotina para colgar al Chuy neokeynesiano por comportarse como un maldito neoliberal, exhortando a la "Organización Regional de Agricultores Innovadores" a que le retiraran la invitación, por todo el mal que la innovación del Chuy les había acarreado.

Al México de Carlos Salinas de Gortari le ha pasado una cosa parecida a la del Chuy Güemes. Su modelo, innovador en su momento, permitió al país producir más y mejor en más de un sentido, además que permitió modernizar la planta industrial aceleradamente con un fuerte contenido importado de bienes de capital, de las importaciones totales del sexenio, que seguramente como el modelo de sustitución de importaciones, de las pos guerra nos dejará una mayor dependencia, por algún tiempo en partes y de refacciones.

El producto interno bruto (PIB), de los mexicanos en dólares constantes de 1981, creció entre 1988 y 1994, en 72% y la deuda no creció, incluso descendió ligeramente con cifras del VI informe de Gobierno. Con lo que el coeficiente de endeudamiento se redujo de 75%, como proporción del PIB, a tan solo 35%. Hubo además un ahorro importante, ya que al mismo tiempo que redocumentaba los adeudos encontrados en 1988, venían bajando las tasas de interés in all the world, con lo que automáticamente se venía revaluando el peso.

La modernización de Carlos Salinas de Gortari, consistió en financiar la modernización del grupo exportador mexicano, con el ahorro externo "barato" que pudo venir atraído por las tasas de interés altas de México, frente a las bajas tasas ofrecidas por la Reserva Federal de los EE.UU., como lo hicieran a la hora de la "Alianza para el Progreso" en 1962, (Mesoamérica sigue al parecer, sin tener una cultura financiera, no aprendemos a manejar las tarjetas de crédito y se nos enreda el rebozo con las tasas de interés), que como entonces, desde 1989, permitió un peso sobrevaluado, ello particularmente en 1991-1994, la inversión directa extranjera venía atraída por una inflación de un dígito, controlada por una paridad estable, y que se ha convertido en la clave de sol de la partitura económica de este país. Desde este punto de vista la "sorpresa" de la devaluación en 1994, es solo comparable con la sorpresa de la devaluación en 1976, al menos las causas son las mismas, las formas son diferentes, antes "Neokeynesianos" ahora "Neoliberales" ó como se dijo: Liberales y sociales. Salinas, logró continuar la reducción del gasto corriente del Gobierno Federal, a través de la desincorporación de más de 1000 empresas Paraestatales, ineficientes cuya creación y financiamiento había sido con deuda contraida entre 1962 y 1987, muchas de ellas en voz de Alejandro Carrillo Castro consideradas allá por 1977, en plena Reforma Administrativa, "chatarra administrativa", la mayoría de cuyos objetivos ya no tenían vigencia en 1987 o habían cumplido con ellos. Desamortizó el ejido, con la modificación al Artículo 27 Constitucional, con una visión propia de un "mestizo cultural" (mitad mesoamericano, mitad aridoamericano), quizás por su ascendencia michoacana de madre y regiomontano de padre, mediante la cual, se proteje constitucionalmente a quien quiere seguir en la economía campesina ejidal (subsistencia), ampliando la libertad y dando facilidades al que deseaba ser agricultor excedentario. Viejo problema, planteado y discutido desde la misma independencia, al desaparecer el protectorado de la corona.

Qué fué lo que pasó con este "modelo", a estas alturas de la discusión, me parece que otros países de la región y sin duda del mundo, decidieron seguir el ejemplo que ofrecía México a la comunidad internacional para modernizarse y alcanzar mejores niveles de bienestar para la población mayoritaria sin necesariamente recurrir a mayor endeudamiento. México, pudo aprovechar esta situación en la coyuntura del período 1989 1993, pero a partir de 1994, la demanda de financiamiento directo en la región por la vía de ofrecer tasas atractivas de interés se desbordó y comenzaron a subir a partir de febrero de 1994. La tasa libor que promedió 3.16% en 1993, para 1994, practicamente se había duplicado promediando 6%. Por su parte la tasa PRIME de los Unites States pasó en igual período de 6% a 8.5%, medio punto arriba que los apetecibles tesobonos de 1994. Generando todo ello una nueva crisis de liquidez a nivel mundial y mostrando dramaticamente la sobrevaluación del peso, con la la disminución brutal de la cuenta de capital, tanto en la balanza de pagos, como, de las reservas internacionales en el BANXICO.

Esta crisis de liquidez internacional, como fenómeno monetario no representa ninguna novedad, es un fenómeno consustancial a la lejana creación medieval de las letras de cambio y/o los cheques, en las llamadas "ferias" comerciales que se realizaban periódicamente en los burgos, amén de observarse cíclicamente desde hace mucho tiempo; nada menos en 1981, hubo un fenómeno exactamente igual al reducirse la oferta de crédito a largo plazo y subir las tasas en el corto plazo, como resultado de la contracción de la demanda de petróleo por los países consumidores, al operarse un cambio tecnológico ahorrador de combustibles y sustitución de fuentes de energía, así como una sobreproducción (a crédito) de materias primas y productos agropecuarios donde el petróleo y café son, en el caso de México, buenos ejemplos junto con el tabaco. La diferencia respecto a 1994, es que en 1981, la tasa PRIME promedio 15.53% y la LIBOR 16.75%, las mayores tasas de los últimos 30 años, en aquel entonces el fenómeno monetario desvío de la carrera presidencial a Jesús Silva Hersog, como ahora le puso piedras en el camino a Jaime José Serra Puche (Jaijo).

En el año de 1987, se decía que en el juego del cerillo lo había prendido Antonio Ortiz Mena en 1962, con el Plan de Acción Inmediata y se le había apagado en 1982, a Jesús Silva Herzog, por la "crisis de caja", que ya era considerada estructural para Carlos Salinas de Gortari. Ahora, ya no fué el juego del cerillo, sino el del "teléfono descompuesto" que inició Miguel Mancera y terminó pasándose mal el mensaje, el lo de diciembre entre Pedro Aspe y Jaime Serra, más tarde se hablaría del "error de diciembre", como acto postrero de la soberbia de Carlos Salinas.

La crisis de liquidez, se ha presentado con la anhelada modernidad escurriéndosenos de la mano, ha sorprendido a sirios y troyanos; como en 1976, la devaluación, sorprendía a muchos, pués justo era cuando teníamos los "yacimientos más grandes del mundo, más grandes que los del Golfo Pérsico", la realidad era a nuestro favor y sin embargo, se presentaba una crisis de liquidez nuevamente, 40% de la devaluación de 1976, puede cargarse moralmente, al déficit comercial del período 1962 1970, sin embargo habitualmente se le ha cargado todo el costo moral a Luis Echeverría Alvarez. No body perfect.

El llamado efecto "tequila", es una muestra más de etnocentrismo chovinista, que se manifiesta en la creencia de que somos el ombligo del planeta, ergo muy importantes, hasta cuando nos caemos...

Palabras finales:
"La revolución no es propia para las artes de la paz y las pasiones alejan hasta los gérmenes de prosperidad futura".

Ignacio M. Altamirano

Sin duda, es una gran casualidad que justo cuando se inicia la presión para que suban las tasas de interés nacionales e internacionales en el año de 1994, se inicie una suerte de carnicería política, solo comparable con la que se dió en el México criollo de la primera mitad del siglo XIX, que por cierto costó más de la mitad del territorio extendido y alcanzado por el imperio germano español náhuatl del siglo XVI y XVII, en medio de uno de los mayores desconciertos de muchos de los pobladores de aquella época.

De seguir con la crisis política, desatada en 1994, no está lejos el riesgo de que aunado al destino manifiesto de los green gos, provoquemos nosotros mismos una nueva fractura entre lo que resta de Aridoamérica y Mesoamérica dentro de los Estados Unidos Mexicanos.

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