jueves, 20 de enero de 2011

TIPO DE CAMBIO. Lección de Mercado.


Excélsior, Financiera, 30 de enero de 1995




A mis hijas Valentina y Jimena quienes dentro de algunos años se sentirán orgullosas o seguramente sonreirán al descubrir la tentativa aventurada de su padre de predecir la historia y modificar su curso.




Se han dado a conocer al público en general, al pueblo de México que el Congreso "retoma" la facultad constitucional de legislar. Legislar por supuesto sobre el endeudamiento del pueblo de México a través de la potestad del Gobierno Federal. Qué pena, recuerdo claramente la legislación sobre la deuda de 1975, ojalá se hubiese cumplido, ahí está la legislación para volver a ella cuantas veces sea necesario, no estaríamos, de haberse cumplido con el espíritu de la Ley y con la Ley, como nos encontramos en este momento. Hay cosas que se presentan como brillantes pero inútiles au même temps.



Igualmente, se ha anunciado que dentro de muy poco tiempo, se va a definir el tipo de cambio de México. Esto es, el poder adquisitivo de la moneda Mexicana en un mundo pleno de "disparidad de poderes adquisitivos". Por ello, creemos que es oportuno retomar la noción de "moneda corriente", cuya tarifa depende del Estado, y la "moneda internacionalmente valida entre grandes comerciantes, y entre los propios Estados". No es inútil, realizar algunos comentarios al respecto en este momento.



El "Jefe", puede hacer muchas cosas, puede incluso emitir moneda y decir cuánto vale, falta que el mercado se lo crea, y ver a quien conviene más, si al mercado interno o al mercado externo.



Se ha dicho retomando, a Rudiger Dornbush que la paridad debe de tomar en cuenta el diferencial de precios entre los Estados Unidos y México, por ello se dice que la paridad podría ser entre 3.5 y 4.5 nuevos pesos por 1 dollar. Con ese tipo de cambio, los dólares que nos van a prestar, van a tardar más en llegar que en irse de nuevo, recordando la rapidez con que se desplazaba el oro de las indias hacia los países del exterior de la península ibérica ( países donde el metal tenía un mejor precio), al llegar a la España endeudada por la guerra contra los "infieles".



No my little child, la tasa de interés, se define como el "precio del dinero", o bien, como se le ha denominado por J.M. Keynes como el "premio a la no liquidez". A partir de ello, creo que en el sistema que está por definirse y que va a regir la forma de vida de los mexicanos en los próximos 10 o 15 años debería de incluirse en la ponderación del tipo de cambio, no solo el diferencial de tasas de inflación, sino también la diferencia entre los precios del dinero, el saldo en la cuenta comercial y el volumen de divisas en la reserva.



Por otro lado, si se considera la “productividad relativa promedio” de México (esto es producto entre población total) para 1991, era de 0.724, lo que es equivalente más o menos a la de la de Campeche 0.75 o la de Veracruz 0.72. En cambio la productividad relativa de Suiza es de 8.486, la de Japón de 6.774 y la de los EE.UU. de 5.679. Son países con los cuales tenemos relaciones comerciales importantes y que, nuestro tipo de cambio debe o debería, de reflejar no solo la diferencia de precios de inflación, la situación de los intereses PRIME, LIBOR y el volumen de reservas, sino que también debería de reflejar en la base el diferencial productivo, léase excedentario. Desde éste punto de vista, el peso mexicano debería de estar en 11.76, frente al franco Suizo, 9.43 frente al yen y 7.87 frente al dólar de los EE.UU. Recordar, que es la producción lo que genera comercio y el comercio lo que crea la moneda, no la moneda al comercio.



Si lo viésemos desde el punto de vista de la capacidad adquisitiva que tenía el salario mínimo de 1973, en dólares de 1981, era de 1.13 dólares/día. El tipo de cambio era 12.50 x 1 dólar y el salario mínimo de $33.23 diarios. Si tomásemos como referencia el consumo interno de 1973, por ser un año aún, ajeno al aumento en el consumo 1974-1981, que ocasionara vorágine petrolera iniciada en 1974; entonces, el dólar podría colocarse alrededor de $10 x 1 dólar y así encarecer el uso de la divisa en virtud de que no tenemos divisas, y son diferentes las divisas propias que las divisas que nos prestan. Si a ello se añade que el 63.2%, de la población no tiene un ingreso superior a los dos salarios mínimos y que es virtualmente ajena al uso de los dólares. No parece justo, endeudarnos en dólares todos y darlos baratos a algunos, pués se benefician algunos cuantos con el subsidio, cuando toda la población es solidaria con el costo real del financiamiento del déficit en cuenta corriente, más los intereses del servicio de la deuda.



El sistema se vino abajo por varios motivos, el primero es la extremada dependencia económica y tecnológica del exterior, exacerbada desde los años 60 y por la sobrevaluación de la moneda, aunada al alza del precio del dinero internacional a corto plazo (léase TESOBONOS) y, como ya lo habíamos observado por una reducción de las coberturas de largo plazo; igual que en 1973-74 en medio del inicio de la coyuntura petrolera se presentó la "crisis fiscal" en Chile, Argentina y Brasil, "crisis de pagos en México; todos ellos, Socios del club de la Alianza para el Progreso; en México, en esa época apareció el movimiento de Genaro Vázquez, preludiando la devaluación de 1976; igualmente en 1981-82, se volvió a hablar de la liga 23 de septiembre, entonces se dio la crisis monetaria en toda la América Latina, incluso le pegó a la moneda chilena, ahora nuevamente después del descenso de las tasas de interés, entre 1989 y 1993, México enfrenta en 1994 una nueva crisis de liquidez largamente gestada entre 1962 y 1994, son más de 30 años de "vacas gordas, a crédito, sobrevaluación monetaria (excepto 1982-1988) y precios subsidiados".



La globalización, presiona nuevamente la crisis del "nuevo peso mexicano", como una pieza más de la crisis de liquidez de carácter mundial, que estamos presenciando, donde la repercusión social y política se deja ver claramente en México, entre la economía de subsistencia y la modernidad excedentaria, entre Mesoamérica y árido América, con los rictus de dolor de la muerte del sonorense Luis Donaldo Colosio, la rivalidad de Manuel Camacho Solís vs Joseph Marie Córdova Montoya, el asesinato de José Francisco Ruíz Massieu y todo ello palpitando en una suerte de guerra de castas en Mesoamérica, primero en la Selva Chiapaneca, después su contagio a Tabasco, orientándose sobre Guerrero, entidades que generalmente envían sus contingentes de maestros al Distrito Federal, para las distintas marchas magisteriales. Esta situación nos hace recordar aquella sentencia de Karl Marx que dice "los que están más alejados del capital, son los que más fácilmente se le revelan". Frente a eso hay que reconocer, que por lo menos, nos enseñó cómo defendernos.


No se omite mencionar, por último, que tener una moneda subvaluada o bien léase "barata" es conveniente para la actividad y empleo nacional, recordemos, cuando en 1873, la magia de la caída de la plata detonó el crecimiento del comercio exterior, el crecimiento del PIB, como de la recaudación, al punto que con José Ives Limantour en 1895, ya se había logrado el equilibrio presupuestal, a pesar de la realización de la gran obra telegráfica del porfiriato, obra que se hizo con recursos fiscales a lo largo y ancho de todo el territorio nacional. Si bien dicha caída de precios, junto con la del cobre, preludiaron el conflicto laboral de la ASARCO en Cananea en 1905,  la devaluación del peso y los sucesivos conflictos armados que se sucedieron.




Sin duda le tocó a Antonio Ortiz Mena, a partir de 1961, apoyado en el Crédito Público y la magia de los argumentos de Víctor L Urquidi, sobre "la capacidad de absorción de proyectos de inversión de la economía mexicana", que México pudo incorporarse a la más integral dependencia financiera del exterior, que jamás hubo conocido el país y que sigue caracterizando a nuestro país. A partir de entonces, podemos afirmar, el país perdió su soberanía económica y desde 1965, alimentaria. Hoy no tan fácil podemos tomar decisiones sobre nuestro tipo de cambio, dada la transnacionalización y la excesiva dependencia del exterior de insumos para la exportación.
 


La magia de la mega devaluación del peso, con Miguel De la Madrid entre 1982-1988, también generó muy buenos resultados con el exterior, promoviendo, en este caso, la exportación, (no así el crecimiento) con cargo al aumento en los stocks exportables que se lograron con  base a  la caída en el consumo doméstico.  En 1986, en que México ingresó al GATT y se abrió al comercio exterior, las cuentas con el exterior fueron favorables, ya que lo hizo con un peso subvaluado. En cambio la sobrevaluación (léase hechicería) del peso de su sucesor Carlos Salinas, entre 1990-1994, generó al entrar así al TLC, no solo la anulación del superávit, sino la generación del mayor déficit comercial en toda la historia del país;  quizás, junto con el cálculo, estimación o previsión  del crecimiento del PIB en el Plan Nacional de Desarrollo 1988-1994, "entre 3 y 5%", cifras de la cual se colgaron todos los proyectos carreteros... constituyeron los mayores errores de política económica del régimen.




Lo anterior, se constituye en una auténtica lección de mercado.  Salut 
 

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