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miércoles, 18 de abril de 2012

DERECHOS AGRARIOS. ANCLA DE LA MODERNIZACIÓN



8 de septiembre de 1990.


                                                                “La historia no trata solo de lo
                                                                   que cambia, sino también de   
                                                                lo que permanece constante”
                           
                                 Pierre Vilar
P

revio a la XIV Asamblea Nacional del PRI, se dieron varios foros nacionales e internacionales sobre el sector agropecuario y sobre el tema de la "no venta y no renta de los derechos agrarios"; en la mayoría de los foros se comentó, se analizó, se cuestionó lo críptico de los términos de la tenencia de la tierra y se enunciaron ventajas, así como los múltiples perjuicios que de ella se desprenden, como puede ser entre muchos otros: la evidente pobreza del medio rural mexicano y la dependencia alimentaria de un país que necesita generar excedentes en forma competitiva.

Sin embargo, a estos foros plurales y democráticos parece que no fueron el senador Maximiliano Silerio Esparza y el líder Rafael Rodríguez Barrera, para quienes "la discusión ya se acabó" y además "se condiciona la adhesión de la CNC al PRI, al mantenimiento de la tenencia de los derechos agrarios en la situación actual, también "se amenazó la tranquilidad del país si se toca esta forma de tenencia de la tierra..."

Ante esta situación hay que manifestar en forma legítima: adhesión, oposición o bien disidencia, pués éste asunto no afecta nada más a los 3 millones de ejidatarios y sus familias, sino también a "las mayorías" de todo el sistema político, económico y social de México, con sus más de 80 millones de habitantes, así como a casi todos los propósitos de la modernización, por lo que si no se recompone, se flexibiliza y se actualiza la tenencia de la tierra, seguramente se continuará agravando la economía no sólo de los campesinos y sus familias, sino también del conjunto de la sociedad, con la cual se amenaza igualmente la tranquilidad del país.

Hay que aclarar y añadir que el reparto de tierra, de alrededor de 100 millones de hectáreas a esta fecha, más que reparto de tierras ha representado "repartimiento de hombres", muy parecido al "esclavismo generalizado" del modo de producción precolombino de tipo oriental propio del trópico húmedo.

 ¿Por qué repartimiento de hombres? Sencillamente, porque eso es lo que se reparte en una tierra que no es del hombre, sino al revés, el hombre es de la tierra, la tierra es del estado y a los campesinos se les dotan derechos políticos denominados "derechos agrarios", que no propiamente hablando propiedad.

Los "Derechos Agrarios" con algunas raices latinas e hispanas (exodus, a las afueras=ejido), y en un modo de producción precapitalista entre los antiguos mexicanos, hoy en día representa el ancla más grande para la modernización del país, de los problemas que se han planteado superar, así como de los objetivos que se pretenden alcanzar.

No señores, la discusión no se puede acabar, las discusiones de este tipo no se acaban, se superan; la historia no se cancela, "pese a la dominación , la lucha continúa", superar este problema hoy en día, se debe considerar como la necesidad de un sistema que requiere modernizarse para sobrevivir; no exactamente por que sea un buen propósito.

 "La no venta, no renta de la tierra", es simplemente dicho "a-capitalista" sin capitalismo, está en la base de todo el sistema político mexicano, lo define. Como, considerar que ha cambiado este sistema de partido, cuando lo que se planea como cambio fundamental, se presenta como accesorio y se deja la base incólume, sin modificar, aquello que lo define y lo condiciona como primitivo y dependiente.

No vender y no poder rentar legalmente la tierra significa la mayor restricción a la modernización y al mismo tiempo, el soporte fundamental de todos los subsidios del sistema; cómo acabar con los subsidios en estas condiciones, si este asunto condiciona los restantes en términos políticos, que no económicos ni sociales, ya que no se busca realmente hacer eficiente el destino de los subsidios, tan sólo ritualizar la vigencia de un cierto tipo de Estado...

Al poseedor de la tierra, en estos términos, se le genera una mentalidad de subdesarrollo, incapaz para el proceso de acumulación de capital en una economía de mercado. Jurídicamente se traduce en la "legalización de la irresponsabilidad", del que detenta derechos agrarios frente a terceros, por lo que se necesitan situaciones de excepción para que deje de estar bajo la tutela de la ley.

Tiene mucha razón el Presidente de la República Carlos Salinas de Gortari, al recriminar en el seno del partido "la falta de vigor para ubicarse y mantenerse en la vanguardia de la modernidad". El Presidente Salinas, al ir adelante del partido, refrenda y trasciende su vocación "revolucionaria".

No creo que flexibilizar la no venta y no renta de los derechos agrarios, o bien hacer legitimos propietarios de la tierra a los ejidatarios,  rebase las posibilidades o linderos del cambio, poniendo en peligro las instituciones de la República y menos la soberanía de la nación, pués existen muchísimas naciones soberanas, desarrolladas y democráticas que no dependen de ello.

Los apoyos, a los que menos tienen, no dependen de la permanencia del artículo 52 de la Ley Federal de Reforma Agraria o bien de las fracciones VIII a X del artículo 27 constitucional. Todo Estado tiene, hoy en día, esa responsabilidad.

¿Qué es lo que realmente queremos hacer: deshacernos de anacronismos y de obsolescencias (Colosio, XIV asamblea), o mantener en el poder los anacronismos y las obsolescencias? En fin, disiento simplemente, de que esta discusión se haya agotado o cancelado y creo que, en todo caso, se amenaza la tranquilidad del país si no se descentraliza esta tenencia del Estado y se recompone el minifundio para hacerlo rentable a traves del mercado, haciendo propietarios a los ejidataruios.

El problema, es como hacerlo: por medio del mercado o por medio de un aparato gubernamental proclive a creer. Esta claro que hoy es una clase política y la burocracia ejidal, parasitaria, quienes frenan el derecho del ejidatario a ser propietario de su tierra como de su destino.