Financiamiento del Desarrollo
Sector Agropecuario*
Excélsior, Sección Financiera, 5 de junio de 1990.
PRIMERA PARTE
Introducción:
El excedente económico del sector agropecuario es parte primaria y fundamental del proceso de desarrollo económico de cualquier país, dado que debe de generar y transmitir a los demás sectores de la economía, alimentos, materias primas, fuerza de trabajo y rentas residuales, que permitan el financiamiento del desarrollo económico de la matriz de la economía nacional, su interdependencia y apoyo fundamental es recíproco.
Diagnóstico del sector.
La complejidad de los problemas que afectan la generación de excedentes en el sector agropecuario, están determinados en primer lugar por los aspectos geográfico-culturales de la sociedad, dentro de ello se puede destacar en el caso de México la cultura de subsistencia predominantemente del ecosistema de Mesoamérica, ello ha tenido un peso importante en el desarrollo de las leyes, de las instituciones y del desarrollo económico, por lo que se hace necesario considerar este elemento cultural en primer lugar, en el diagnóstico de su situación.
Con el propósito de contribuir al diagnóstico del sector, se presentan a continuación comentarios sobre algunos temas que se consideran relevantes dentro de la problemática que afecta a este país, cuyo 60% de su territorio conocido como Aridoamérica, está en la zona del mundo donde el 75% del terreno es desértico y el restante 40% conocido como Mesoamérica, con terreno extremadamente accidentado donde las tierras, si bien proporcionan humedad y cobijo, complican mucho el proceso productivo, además de contar con formas de organización a lo largo del país que en más del 60% de las unidades de producción agropecuarias son de subsistencia y con de ello de tipo precapitalistas.
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*Ponencia presentada el 1o de junio de 1990, en el Foro Nacional de “Problemática y estrategias del Desarrollo Agropecuario y forestal”, Auspiciado por el Colegio Nacional de Economistas y la Universidad Autónoma de Chapingo, publicada en la Sección Financiera del Excélsior el 5 de junio y comentada por el periódico norteamericado The News, el 23 de Julio de 1990.
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La crisis agrícola mexicana, se caracteriza porque hasta mediados de la década de los sesenta, las estadísticas señalan que México, no solo fué autosuficiente en alimentos, sino que generó excedentes para exportar y aún financiar en lo fundamental "con recursos propios" su proceso de desarrollo económico.
El comportamiento de la agricultura mexicana fué considerado muy favorable a nivel internacional, al crecer globalmente más rápidamente que la de cualquier otro país de América Latina, ello debido principalmente a:
1) Su cercanía y fuerte dependencia del ciclo de la economía norteamericana,
2) A la relativa expansión de las áreas de riego,
3) Incrementos en la productividad asociados a la introducción de tecnologías más modernas, semillas mejoradas y mayor uso de fertilizantes.
Sin embargo, para 1983, de acuerdo con una investigación del CIDE, el 58% de los ejidos y comunidades se consideraban economías de subsistencia con extrema pobreza, el 20% potencialmente productivas y sólo el 22% se consideró productiva o excedentaria. En el caso de las pequeñas propiedades los factores que se encontraron son 65%, 20% y 15% respectivamente. Por ello se considera en términos generales que los resultados favorables a que se ha hecho referencia del comportamiento de la agricultura mexicana, que como se ha señalado, se refiere en promedio al 22% de la superficie ejidal, segmento poco representativo del campo mexicano.
Sector Agropecuario*
Excélsior, Sección Financiera, 5 de junio de 1990.
PRIMERA PARTE
Introducción:
El excedente económico del sector agropecuario es parte primaria y fundamental del proceso de desarrollo económico de cualquier país, dado que debe de generar y transmitir a los demás sectores de la economía, alimentos, materias primas, fuerza de trabajo y rentas residuales, que permitan el financiamiento del desarrollo económico de la matriz de la economía nacional, su interdependencia y apoyo fundamental es recíproco.
Diagnóstico del sector.
La complejidad de los problemas que afectan la generación de excedentes en el sector agropecuario, están determinados en primer lugar por los aspectos geográfico-culturales de la sociedad, dentro de ello se puede destacar en el caso de México la cultura de subsistencia predominantemente del ecosistema de Mesoamérica, ello ha tenido un peso importante en el desarrollo de las leyes, de las instituciones y del desarrollo económico, por lo que se hace necesario considerar este elemento cultural en primer lugar, en el diagnóstico de su situación.
Con el propósito de contribuir al diagnóstico del sector, se presentan a continuación comentarios sobre algunos temas que se consideran relevantes dentro de la problemática que afecta a este país, cuyo 60% de su territorio conocido como Aridoamérica, está en la zona del mundo donde el 75% del terreno es desértico y el restante 40% conocido como Mesoamérica, con terreno extremadamente accidentado donde las tierras, si bien proporcionan humedad y cobijo, complican mucho el proceso productivo, además de contar con formas de organización a lo largo del país que en más del 60% de las unidades de producción agropecuarias son de subsistencia y con de ello de tipo precapitalistas.
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*Ponencia presentada el 1o de junio de 1990, en el Foro Nacional de “Problemática y estrategias del Desarrollo Agropecuario y forestal”, Auspiciado por el Colegio Nacional de Economistas y la Universidad Autónoma de Chapingo, publicada en la Sección Financiera del Excélsior el 5 de junio y comentada por el periódico norteamericado The News, el 23 de Julio de 1990.
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La crisis agrícola mexicana, se caracteriza porque hasta mediados de la década de los sesenta, las estadísticas señalan que México, no solo fué autosuficiente en alimentos, sino que generó excedentes para exportar y aún financiar en lo fundamental "con recursos propios" su proceso de desarrollo económico.
El comportamiento de la agricultura mexicana fué considerado muy favorable a nivel internacional, al crecer globalmente más rápidamente que la de cualquier otro país de América Latina, ello debido principalmente a:
1) Su cercanía y fuerte dependencia del ciclo de la economía norteamericana,
2) A la relativa expansión de las áreas de riego,
3) Incrementos en la productividad asociados a la introducción de tecnologías más modernas, semillas mejoradas y mayor uso de fertilizantes.
Sin embargo, para 1983, de acuerdo con una investigación del CIDE, el 58% de los ejidos y comunidades se consideraban economías de subsistencia con extrema pobreza, el 20% potencialmente productivas y sólo el 22% se consideró productiva o excedentaria. En el caso de las pequeñas propiedades los factores que se encontraron son 65%, 20% y 15% respectivamente. Por ello se considera en términos generales que los resultados favorables a que se ha hecho referencia del comportamiento de la agricultura mexicana, que como se ha señalado, se refiere en promedio al 22% de la superficie ejidal, segmento poco representativo del campo mexicano.
La Planeación en México:
La acción de cualquier gobierno y el de México no es la excepción, se enmarca regularmente entre las ideas dominantes sobre la realidad económica y las posibilidades de financiamiento de su acción; igualmente, se considera que la política económica está en función de la economía política, como lo expresara Sir James Stewart, pionero de la llamada economía controlada, donde "la economía política normalmente se considera como la forma de orientar la política económica".
En el caso de México, la estructura jurídica del Artículo 27 Constitucional, definida por lo valores de culturales de Mesoamérica, han dominado y definido la acción del Estado en materia de tenencia de la tierra.
Del 6 de enero de 1915, en que se emitió la primera legislación agraria hasta 1933, se habló de las formas ejidales y comunales como una forma que habría que tomarse en cuenta, si bien en forma no dominante, pués la visión de las autoridades políticas de aquel momento eran de Aridoamérica, como Carranza, Obregón y Calles de Coahuila y Sonora, y tenían valores más próximos al farmer o ranchero norteamericano que a la comunidad mesoamericana.
A partir de 1933, en que se elaboró el Primer Plan Sexenal, de conformidad con la Ley Nacional de Planeación de 1930, las influencias más vivas eran la gran depresión, que había arrancado en México desde 1926, con el conflicto cristero (rancheros) y la inestabilidad generada por la muerte de Obregón en 1928; las corporaciones musolineanas, la propaganda de la Economía de los Soviets en la URSS, el surgimiento en 1933 de la Alemania NAZI como el surgimiento de "la gran marcha en China", encabezada por Mao Tze Tung..
De 1934 a 1946, al arribo al poder de líderes mesoamericanos como Cárdenas y Ávila Camacho de Michoacán y Puebla respectivamente, hubo un cambio en la orientación de la cuestión agraria, como de los valores propios de la ideología dominante, se planteó entonces en estos planes sexenales el objetivo de “ejidalizar a todo el país”, en donde dominó la idea del reparto agrario y, que la producción ejidal llegase a ser la base de la economía del país.
Vale la pena aclarar que de 1940 a 1960, período que va de la 2a guerra a la crisis de la guerra fría, las condiciones internas fueron excepcionales para este país, la mayoría de los estudios que nos hablan del desarrollo económico de los años ´60 y ´70 , mencionaban que México entró a la modernidad del siglo XX en 1940, que la nacionalización de los transportes ferroviarios y del petróleo entre 1936 y 1938, más el gran reparto agrario, y la cancelación del 80% de la deuda vieja por parte de los EUA en 1942, con motivo de la entrada de México a la 2a guerra en calidad de aliado, dejaron al país en franca posición como para hacer frente a la explosión de la demanda externa de nuestros productos en el exterior, que la guerra le generaba, y así crecer a una tasa media anual del producto interno bruto del 6%, sin practicamente necesidad de financiamiento externo, pués la guerra y la postguerra permitieron que el país recibiera una transferencia importante de inversiones extranjeras para exportación, y que los impuestos al comercio exterior pudiesen generarle altos ingresos a la federación.
En estas condiciones, era manejable el financiamiento del programa político del Cardenismo desde 1936, que grosso modo se traducía en el cambio de liderazgo de cuadros y políticos de Aridoamérica por nuevos líderes, organizaciones y valores provenientes de Mesoamérica, cambiar la estructura, propósitos, lemas y siglas del Partido Nacional Revolucionario (PNR) y su Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROM) por la del Partido de la Revolución Mexicana con sus organizaciones obreras y campesinas como la Confederación de Trabajadores Mexicanos (CTM) y la Confederación Nacional Campesina (CNC), impulsando el ejido colectivo y las cooperativas, estableciendo los Salarios Mínimos y creando el Banco de Crédito Ejidal, como complemento del programa económico, para apoyar los ejidos en 4.8 millones de hectáreas de temporal y los 1.2 millones de hectáreas de riego que se distribuyeron hasta 1940, o sea, el 38% y el 50%, respectivamente, de lo repartido hasta 1990, lo cual se considera, ya puestos contra la pared, pudo ser manejable...
En este período, la intervención del estado en materia económica se caracterizó por realizarse en lo fundamental con recursos propios y con una estructura administrativa que en 1940, contaba con 10 secretarias y 5 departamentos, y para 1958, había llegado a 15 secretarias, 4 departamentos y un todavía incipiente sector Paraestatal y ejidal. De esta forma, entre 1940 y 1960, las carreteras asfaltadas y autopistas pasaron de 4 mil 300 kilómetros a 46 mil, o sea, crecieron al 12.5% en promedio anual; la capacidad de almacenamiento de agua, en ese mismo período, evolucionó de 5.2. a 28.4 millones de metros cúbicos, representando una tasa anual de crecimiento del 8.9%. Por su parte, la población pasó de 19.6 millones en 1940 a 34.9 millones en 1960, ya desde entonces presentaba un crecimiento próximo al 3% anual, donde la población rural disminuyó del 65.0% al 50.0% del total de la población. En maíz y frijol, en 1960, se importó apenas el 0.39% de la oferta total.
En este período, conocido como el "milagro mexicano" se pretendió crecer hacia dentro, en más de un sentido, el rezago social siempre ha sido grande en Mesoamérica, por lo tanto, el sesgo antiexportador que impuso la sustitución de importaciones, al dirigir su esfuerzo fundamentalmente hacia el la atención de la demanda local, determinó que buena parte de la reserva de dólares se destinara a importaciones de bienes intermedios y de capital.
Entre 1946-1952, con la administración del licenciado Miguel Alemán, se terminó la gran época de los gobiernos militares y se inicio la llamada "modernización del país", en esta época se inauguraba un nuevo estilo, ya se pudo usar la televisión para proyectar el informe de gobierno anual; el proyecto de inversiones del gobierno federal y dependencias descentralizadas, tuvo recursos no inflacionarios suficientes, contó parcialmente con endeudamiento como para establecer programas de grande y pequeña irrigación, la promoción de cultivos (riego, mecanización y semillas mejoradas), programa de mejoramiento de semillas, proyecto de colonización, programa de promociones forestales, programa de construcción de silos para grano, etcétera, lo que pone de manifiesto las posibilidades extraordinarias de crecimiento de la postguerra, que incluso, permitió que la sociedad pudiera accesar a gobiernos civiles.
El Programa Nacional de Inversiones: Agricultura, Ganadería, Silvicultura y Pesca de 1953 1958, con Don Adolfo Ruíz Cortines, se ubica en el contexto externo del llamado "take off" (despegue) de Asia y Europa, utilizando la noción de Rostow, caracterizado por la formación del Mercomún europeo, la recuperación de Japón y Alemania, el despliegue del poderío soviético y el inicio de la reunificación de Asia, después de alrededor de 150 años de luchas intestinas y disminución de su participación en el comercio mundial.
En México, el despegue de Asia y de Europa repercutió en su dinámica económia, ya que se empezaba a notar una desaceleración en el crecimiento de la economía mexicana en la segunda mitad de los años ´50, subía la inflación, aparecía el desempleo y con él los problemas sindicales, se habló del “Plan Bracero” hacia los EUA; en Centroamérica y Cuba se presentaron revoluciones; en Sudamérica golpes de estado y en Estados Unidos se presentaba lo que podría ser el fin del Plan Marshall y del predominio green-go, alcanzado en el mundo al final de la 2a Guerra Mundial, en que habían resultado vencedores.
En todo caso, los proyectos que se impulsaron con Ruíz Cortines, ya estaban reflejando el avance tecnológico de la guerra, el deseo de mantener el nivel de ingreso y empleo, el énfasis en electricidad, mejoramiento genético, fertilizantes, obra hidráulica y el impulso de algunos productos de exportación como el café.
Pese a ello, la devaluación del peso mexicano en 1954 , ponía de manifiesto el fin de las ventajas de la postguerra y reflejaba la disminución de las inversiones directas extranjeras, por lo que el problema del financiamiento y de empleo ya se dramatizaba, viniendo a resolverse con el financiamiento externo que ofrecía a los gobiernos de la región latinoamericana la Alianza Para el Progreso (ALPRO), que permitía a los Estados Unidos: exportar capital a América Latina para mantener su ritmo de expansión sin inflación y sin baja en la productividad; fenómeno expansionista frenado en Europa y Asia a mediados de los cincuenta y reorientarse hacia la transnacionalización de la economía latinoamericana. Es en esta coyuntura mundial, en que se gestará la crisis de liquidez de la región años más tarde y que se sientan las bases de la expansión norteamericana en la región..
El Plan de Acción Inmediata de 1962 1964, a finales de la administración de Adolfo López Mateos, ya en el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz, fue el resultado de esa oferta extraordinaria de financiamiento externo y se orientó a detener la destrucción de los suelos, ampliar y conservar las selvas, controlar las cuencas y ríos y aumentar la frontera agrícola. En este período, se crearon instituciones como ANAGSA, PRONASE, CONAFRUT, Fondo Forestal, Maderas Industrializadas de Quintana Roo, Servicios Forestales, Silvícola Magdalena y el Banco Nacional Agropecuario, que requerián de fuertes subsidios, presionarán a la inflación y serán liquidadas y redimencionadas con posterioridad, En este contexto se anunció la realización de las Olimpiadas en "México 68".
Programa de Desarrollo del Sector Agropecuario 1966 1970, (GDO) bien puede considerarse su formulación dentro del mismo contexto de la ALPR0, ya que su objetivo fundamental era "movilizar recursos financieros y humanos y promover la capitalización del campo por hectárea y por hombre ocupado, así como mejorar la organización de la producción agropecuaria".
En estos cuatro años se crearon la Comisión de Estudios del Territorio Nacional, el Fondo Especial para Financiamientos Agropecuarios, el Fideicomiso Para Crédito en Áreas de Riego y de Temporal, la Comisión Nacional de Zonas Áridas, Alimentos Balanceados de México y Productos Forestales Mexicanos. No eran malas ideas, existían las necesidades y los recursos, si era o no viable financieramente no era problema, en ese momento era como cuando tenemos una tarjeta de crédito por primera vez, el fenómeno es perfectamente comparable...
Programa de Inversión Financiamiento del Sector Publico Federal 1971 1976, Luis Echeverría Álvarez, contuvo básicamente dos programas: el Programa Sectorial de Fomento Agropecuario y Forestal y los Programas Regionales, dentro de sus objetivos básicos era elevar el nivel de empleo y superar el nivel de vida de las comunidades rurales. También, en 1973-1976, con motivo de los grandes descubrimientos de recursos petroleros, se liberalizaron los llamados "créditos atados" del financiamiento proveniente de los Estados Unidos, se creó el Programa de Inversiones Públicas para el Desarrollo Rural (PIDER), así como el Plan Nacional Hidráulico de 1975. Se impulsó con la creación en 1974 de la Secretaría de la Reforma Agraria y la de Pesca, el establecimiento de 11,000 ejidos colectivos y el impulso a las cooperativas pesqueras, que ha quedado documentado el fracaso de los objetivos que persiguieron, como el crecimiento del endeudamiento nacional.
En ese período, se establecieron entre otras comisiones y fideicomisos las siguientes dependencias y entidades: Secretaría de Programación y Presupuesto, Comisión Gasto Financiamiento, Forestal Vicente Guerrero, Productos Forestales de la Tarahumara, Fondo Especial de Asistencia Técnica y Garantía para Créditos Agropecuarios (BANXICO), Banco Nacional de Crédito Rural, S.A., Fideicomiso para 0bras de infraestructura rural, Fondo para el Fomento de la Ganadería de Exportación, Productora Nacional de Productos Biológicos Veterinarios, Universidad Autónoma de Chapingo con el lema "explotar la tierra, no al hombre", Universidad Autónoma Agraria "Antonio Narro", Comisión Nacional de Desarrollo regional, Coordinadora de Política Industrial del Sector Público, Comisión Coordinadora del Sector Agropecuario y Comisión Nacional Coordinadora para el Desarrollo Industrial y la Secretaría de la Reforma Agraria.
Entre 1977 y 1982, con José López Portillo, se puede ubicar el llamado "boom de los precios del petrolero" como de las tasas de interés; los precios del petróleo rebasaron la frontera de 30 dlrs/barril; en el caso de la tasa prime pasó de 4.8% anual en 1976 a poco más del 15%, la libor llegó casi a 17%, el endeudamiento del país presentó una inercia altamente perniciosa perniciosa.
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Entre 1977 1978, se llevaron adelante cambios en la operación del PIDER, a través del Programa Integral para el Desarrollo Rural y el establecimiento del Sistema Alimentario Mexicano (SAM). Dentro del Programa Nacional de Ciencia y Tecnología se realizaron entre 1978 y 1982, Programas y Proyectos por Áreas Proletarias.
Siguiendo al desarrollo del SAM, se estableció dentro del Plan Global de Desarrollo 1980-1982 (bianual, como el de acción inmediata 62-64), el Plan Nacional de Desarrollo Agroindustrial, se generó la Ley de Fomento Agropecuario en diciembre de 1980 y la Ley de Seguro Agrícola y de Vida Campesino en enero de 1981, vivos reflejos de la llamada "administración de la riqueza". La meta, era lograr la autosuficiencia en la producción de alimentos agrícolas, ganaderos y pesqueros, elevar los mínimos de alimentación, adecuar el sistema de distribución y modernizar la producción agropecuaria. Se decía de manera corriente, "si para producir, no importa el costo, léase el SAM y como lograrlo".
Con apoyo en ese financiamiento extraordinario del boom de los precios de nuestras exportaciones, y con los mejores propósitos se crearon entre otros instrumentos de desarrollo en el sector, el FIDHULE, FIRCO, FONGAN FIDHECAN, INCA RURAL, Servicios Ejidales (SESA) y la Forestal FCL.
Se puede apreciar que el período que va del Plan de Acción Inmediata en 1962 1964, al Plan Global de Desarrollo 1980 1982, (ambos bianuales) el financiamiento externo jugó un rol definitivo en las posibilidades de desarrollo del sector rural mexicano y como en realidad el financiamiento no se pudo descentralizar por las limitaciones jurídicas existentes y la casi totalidad de las operaciones fueron diseñadas para transferir fondos al sector social con rezago, o sea que no generaban superávit de operación, lo cual contradijo en la práctica el espíritu del proyecto de Ley de Deuda Pública expedida por el H Congreso y publicada en 1975, ya que la Ley estableciá que "los proyectos que usaran créditos deberían de obtener sus propios medios de pago cuando se utilizara el crédito". Esa fue la diferencia entre Luis Echeverría y el secretario de Hacienda Hugo B Margarín, quién exclamó el 29 de mayo de 1973: "La deuda externa y la deuda interna tienen un límite. Y ya llegamos al límite". El dijo que "las finanzas públicas se llevan en los Pinos" y nombro su sucesor en la SHCP a su amigo José López Portillo.
En forma paradójica, a pesar de todas las acciones que orientó el Estado hacia el sector agropecuario, como las que se han hecho mención, la legislación agraria, en la práctica impidió en la práctica que la tasa media anual de crecimiento de las inversiones hacia el sector agropecuario mantuviera el ritmo de crecimiento promedio observado en 1960-64, ya que cayó del 5.3% anual en promedio al 1.8% entre 1965-1982, mientras que el total de la inversión continuaría al ritmo de 9.2%. Esto quiere decir, que la abundancia de dinero que llegó al país, a pesar de todos los buenos deseos, no pudo permear hacia el sector agrario en la misma proporción, que a los sectores que no tuvieron las "protecciones jurídicas" del ejido, y que se traducían en restricciones a los inversionistas para acudir al campo y que ello es causa directa del nivel de descapitalización en que se encuentra, en la hora actual.
La centralización, en la toma de decisiones y la permanencia de una legislación tutelar en materia agraria, ha generado 1) el mayor rezago relativo del sector, 2) el sobredimensionamiento de las instituciones como BANRURAL y ANAGSA y 3) la transformación de un país excedentario en un país deficitario. Paradojas del desarrollo.
El Plan Nacional de Desarrollo 1983 1988, con Miguel de la Madrid Hurtado, nace en medio de la mayor crisis financiera del país, gestada sin duda en los últimos 20 años, pués en ella, ya no van a disponer de créditos como lo pudieron hacer del Plan de Acción Inmediata 62-62, ni los del Plan Global de Desarrollo 80-82 verdadera génesis de la crisis contemporánea.
MMH con la experiencia de 20 años en las finanzas públicas, planteó en la El Plan, objetivos sugerentes como pueden ser, vencer la crisis, recuperar la capacidad de crecimiento y conservar las instituciones democráticas, además dentro de las estrategias estableció el Programa Inmediato de Reordenación Económica (PIRE), la disminución del gasto público, la reestructuración de la administración pública federal, el cambio estructural, la descentralización de la vida económica nacional y adecuar las modalidades de financiamiento a las prioridades de desarrollo.
Lo anterior quiere decir que, en la práctica, las finanzas públicas de México, estaban sufriendo un cambio fundamental; al controlar el déficit, el gasto se define a partir de las posibilidades no inflacionarias de financiamiento y no al reces, los programas de gasto primero y después a ver como se financian; desafortunadamente, aunque se consideró de vanguardia para un país tan primitivo como México, no pudo evitar la caída del producto, el aumento de la inflación y el desempleo, tipos de interés a niveles sin precedente, que llevarían al crack de la bolsa en 1987.
Es necesario subrayar, que este cambio, de cualquier forma, debió de haberse iniciado treinta años atrás, por lo menos, sin embargo, la oferta de capitales externos, la tasa de interés "barata", y en menor o mayor medida la baratura del dólar, que permitía un déficit comercial creciente desde 1946, condicionaron los resultados de los llamados "desarrollo estabilizador y el desarrollo compartido"; así como, el aumento momentáneo del precio del petróleo, condicionó la continuación de un modelo de desarrollo colectivista que había nacido con financiamiento externo, para corregir la mala distribución del ingreso y el ataque a los rezagos sociales y la falta de empleo, desafortunadamente los programas de destino no generaron sus propios medios de pago.
La política sectorial del desarrollo rural integral, pretendió mejorar los términos de intercambio, articular al sector agropecuario entre sí y con los demás, mejorar la balanza comercial y lograr un crecimiento sectorial superior al de la población, al respecto, la población siguió creciendo, pero a un ritmo arriba del 2.5%, muy superior, incluso que el sector agropecuario, el cual creció tan solo al 1.5%.
Surgió como respuesta a la crisis de 1983, el Programa Nacional de Desarrollo Rural Integral (PRONADRI) en 1985 1988, que mantuvo muchos de los objetivos del SAM pero con estrategias de cambio estructural y reactivación productiva, lo cual implicó establecer metas, que en términos generales no se pudieron cumplir ya que :
El Programa Nacional de Desarrollo 1989 1994, con Carlos Salinas de Gortari, presentó 4 objetivos básicos, donde destacan: la recuperación económica con estabilidad de precios y el mejoramiento productivo y del nivel de vida de la población. Lo anterior, se adelanta, fue en base a una sobrevaluación monetaria, que redujo las exportaciones y generó un déficit comercial a lo largo de su sexenio, generando una mega crisis de deuda.
Se estableció el pacto de solidaridad económica, que planteó como objetivo: "evitar que la población de bajos recursos vea reducido su poder adquisitivo o sus condiciones de empleo, estableciendo compromisos entre gobierno federal, sector campesino, obrero y empresarial". Evitar el costo social del ajuste, era un buen deseo, pero el ajuste de entrada era muy dificl evitarlo.
El anclaje del tipo de cambio fue la opción de Salinas, Mancera y Aspe, para cumplir en el corto plazo, con estos objetivos3
Posteriormente, se ha refrendado el "pacto", más como método de concertación, siguiendo al pacto iniciado en 1987, pero ahora con la denominación Pacto para la Estabilidad y Creciemiento Económico (PECE), los cuales en términos generales han tenido alcances importantes en materia de reordenamiento económico, cambio estructural, control del déficit y de la inflación, reducción del gasto público y desincorporación de entidades, buscando la autogestión de los propios productores y la racionalización de las medidas de fomento. Sin embargo, la apertura comercial del TLC en 1994, con un dólar barato impidieron en la práctica los buenos resultados que esta política ofrecía frente a la crisis.
Los objetivos del PND 1989 1994, con CSG en el sector agropecuario, consistieron en aumentar la producción y productividad en el campo y las estrategias diseñadas estuvieron ligadas a conceptos como: descentralización, lograr autonomía de gestión, concertación y programas de desarrollo rural, estabilidad de precios, desacelerar la migración fomentando la agroindustria en el propio campo y afirmar la seguridad jurídica de la tenencia de la tierra, se revisó el crédito y el seguro en el campo, frente al desastre financiero de la legislación surgida en 1981, con motivo de la promulgación de la Ley de Seguro y de Vida Campesino, y la de Fomento Agropecuario, que no pudo romper con los candados del 27 Constitucional y que representan junto con las reformas del 1992, lecciones de “como no hacer las cosas”.
Las entidades paraestatales, fueron motivo de una profunda reestructuración para elevar su eficiencia operacional, y la asignación a la agricultura pasó a ocupar un lugar preponderante en la inversión pública, como se puede ver en el Programa Hidráulico de la Comisión Nacional del Agua, sin duda, uno de los grandes aciertos de esta administración, explicado curiosamente, por la reducción del crédito externo, en los proyectos federales..
El Programa Nacional de Modernización del Campo 1989 1994, CSG, que se desprende del PND, logró cambios sumamente importantes, sin embargo, lograr el reordenamiento de un sistema de subsidios acumulado en más de 30 años; que la casi totalidad de las empresas deficitarias sean desincorporadas, vendidas, transformadas, redi¬mensionadas, extinguidas y/o liquidadas; reestructurar el aparato ideológico (discurso), el administrativo (deuda e inversiones), el político (legislación y partidos), iglesias, etcétera, etcétera, requiere de un proceso infatigable, permanente y sumamente complejo.
La cultura de subsistencia y las posiciones de "desarrollo hacia adentro", consideradas protocapitalistas, parece serán superadas poco a poco, por la propia presión del proceso de la globalización a nivel mundial, ello de cualquier manera es un desafío para occidente, frente al desarrollo económico que hoy presenta Asia ya sin el colectivismo rural de Mao. En México, está representado por la complejidad cultural que ofrece Mesoamérica, área que presenta más resistencia a la penetración de los usos culturales de la modernidad que Aridoamérica, y que generalmente esta en pie de guerra, nutriendo los contingentes de las manifestaciones de “cuerpos magisteriales” en la Capital de la República., el reclutamiento de movimientos como el “EZLN” en Chiapas, El Barzón en Jalisco o el “EPR” en Guerrero y penetrado por lo menos en un 30% por el crimen organizado.
6 de junio de 1990
SEGUNDA PARTE.
Uno de los aspectos fundamentales que ha afectado a la capitalización del sector agropecuario en lo que va del siglo XX, es el combate conceptual, ideológico y práctico a la gran propiedad territorial, gestada en México desde finales del siglo XVII y que aumentó desmesuradamente hasta llegar en 1910, a constituir el 95% de la tierra cultivable, este combate, mas que justificado por el órden social que existía, se manifestó políticamente en la recurrente propuesta de que: "el Estado debería dar tierra a quien quiera que lo solicite, sin más condición que dedicarlas a la producción agrícola y no venderlas"; ello fué planteado en el punto 36 del Programa del Partido Liberal, firmado entre otros por los hermanos Magón.
Este asunto de la no venta de la tierra se integró al Artículo 27 Constitucional, con la 2a Revolución Mexicana, la emprendida por Mesoamérica bajo el gobierno del general michoacano Lázaro Cárdenas, ya que con él, se ampliaron los conceptos originales de la Constitución, en el que por ejemplo, no se había contemplado de manera especifica el "ejido colectivo",
Es importante destacar, que el Artículo 27 constitucional, no fué concebido por un economista de la segunda mitad del siglo XX, en medio de una crisis de productividad caracterizada por minifundio y problemas de financiamiento, ni con una visión productivista, sino que, más bien fué redactado por la visión propia de un etnólogo como Don Andrés Molina Enríquez, y un abogado poblano filo criollo como Luis Cabrera, que vio en la ficción del ejido una forma de no dar propiedad del indígena y enfrentar la presión social frente a la más brutal concentración de la tierra. No fué gente tonta, ingenua ni soberbia, fué gente de su tiempo y como dijera Ortega y Gasset; de “sus circunstancias” la cuestión es que nuestras circunstancia, son otras, si bien la cultura de la pobreza permanece como constante geoespacial en buena parte de Mesoamérica.
Los aspectos sociales y políticos, dominaron la legislación en materia agraria, de ésta forma, “la propiedad ejidal no podía ser enajenable o hipotecable”, tal como lo señalaba el Artículo 52 de la Ley Federal de Reforma Agraria, el cual establecia:
''Los derechos que sobre bienes agrarios adquieren los núcleos de población serán inalienables, imprescriptibles, inembargables e intransmisibles, y por tanto, no podrán en ningún caso, ni en forma alguna enajenarse, cederse, transmitirse, arrendarse, hipotecarse o gravarse en todo, o en parte. Serán inexistentes las operaciones, actos o contratos que hayan ejecutado o que pretenden llevar a cabo en contravención de este concepto ..."
La legislación entonces, ofrecía una sobreprotección a estas formas paraestatales a capitalistas: las propiedades ejidales y comunales que produciendo excedentes en colaboración simple o ampliada, orienta los excedentes, final e irremediablemente al mercado, sin embargo, el mercado no le puede enviar capital, menos si son de subsistencia; por lo que en la práctica es el gobierno, el que a partir de esa restricción" ha apoyado con subsidios diversos las demandas de las organizaciones ejidales y comunales, de tal suerte que se crearon una gran cantidad de instituciones, las cuales en su oportunidad entre 1965 y 1981, desde el punto de vista del desarrollo económico, no pudieron evitar la penetración del crimen organizado, como el abandono de las tierras ejidales, sobre todo las de subsistencia, por el atractivo del desarrollo de otras actividades económicas, que al amparo de “fuentes externas de financiamiento; favorecían el desarrollo urbano con el establecimiento de ensambladoras, después maquiladoras, obras públicas, turismo, carreteras, comunicaciones, ferrocarriles, electricidad, petróleo, industria automotriz, etc. En estos sectores, se impulsó un crecimiento en las remuneraciones no agrícolas, por arriba de las que se pagan en el campo, ello explica la migración de la mano de obra del campo a la ciudad, como el comportamiento de la decadencia alimentaria a partir de 1965.
Vale la pena mencionar, que entre los antiguos mexicas, cuando las tierras del calpulli eran abandonadas, los macehuallis perdían sus derechos sobre la tierra, como aquél que abandona a su esposa; sin embargo, en la actualidad la herencia en México del derecho español y su concepto de la propiedad, aunado a la sacralizacion del ejido y su utilización en el sistema político mexicano como generador de pobreza, han evitado en la práctica la plena utilización de la tierra, impulsando su abandono, sin riesgo de perder los derechos agrarios, casi como una patente de corso, colaborando en la gestación de un sistema político que se basa en la pobreza para retroalimentar un discurso político que le ritualiza y soporta la crisis de producción que enfrenta el país.
La Ley de Fomento Agropecuario en 1981 de José López portillo, mantuvo todos los candados de la Ley de Reforma Agraria, por lo que se, debe considerar un antecedente del deseo de modernizar el campo y una lección de lo que no se debe hacer. La de 1992, de Carlos Salinas de Gortari, permite la privatización, sin embargo a mas de 20 años de su emisión, no ha logrado volver propietario libre al ejidatario, quien soporta el peso de una gran maquinaria burocrática, el peso de los acaparadores, como el flagelo del crimen organizado: donde no llega la federación, el estado o el municipio, si llega el narcotráfico con armas y dinero que termina por avasallarle.
Aquí, vale la pena señalar que los ejércitos zapatistas de 1910-1919, no pelearon por el usufructo de la tierra, en términos de dependencia económica y política de un sistema electoral, sino que pelearon la posesión y los beneficios correspondientes. Zapata nace defendiendo y reivindicando propiedades con papeles novohispanos, amén de que trabajaba con y para Ignacio de la Torre Mier, yerno del propio Porfirio Díaz, por lo que en su momento, la revuelta zapatista contra Madero, se debe de ver como un grupo filo porfirista, impulsado por terceros, como pudieron ser los hermanos Vázquez Gómez.
La permanencia de una legislación que ampara formas de tenencia de la tierra de tipo precapitalista o protocapitalista como es el caso del ejido, genera desajustes económicos, políticos y sociales en el conjunto de sistemas que concurren en el desarrollo de la economía social de mercado en la globalización del siglo XXI, por lo que su modificación se presenta como indispensable, su permanencia, como anacrónica.
Incapacidad del sector financiero:
El gran reparto agrario y su dispersión en el territorio nacional, ha generado múltiples problemas de desarrollo con impacto en la pobreza, como en la educación y en la salud; sin embargo, en los términos que se han comentado, le puso un impermeable jurídico a las tierras ejidales, que ha sobreprotegido la inmovilidad de esta propiedad, primer paraestatal de la revolución, donde la tierra es del Estado e impedido que sea el interés particular el que pueda llegar a estas tierras y pueda capitalizarlas y explotarles con mayor suficiencia, ya que en el período 1960-1982, en el que fluyó una abundante suma de recursos externos y se presentó una oferta sustancial de créditos, el sector agropecuario presenta un rezago significativo, en materia hidráulica, compite de manera particular, con relación a aquellos proyectos cuyo desarrollo, guarda una alta correlación con la empresa transnacional y el desarrollo urbano-industrial.
Por otro lado, entre los años de 1960-1984, se presentó un crecimiento desordenado en los subsidios via créditos oficiales, por la falta de actualización en las tasas activas, ya que la tasa de interés externa del prime rate, pasó en promedio del 4,77% en los ´60 a 6,7% en los ´70 y al 9,5% en los ´80 y las tasas de interés al campo se revisó y flexibilizó su comportamiento, hasta 1984, sin que se haya dejado posteriormente de brindar una tasa y trato preferencial a los ejidos...
El llamado “boom petrolero”, de la segunda mitad de los ´70, permitió el crecimiento no solo de las tierras habilitadas, como ya se comentó, sino que también aumentó la producción 1979-1981, si bien a costos muy altos, amén de proporcionar un crecimiento significativo en las estructuras administrativas del sistema BANRURAL y ANAGSA, nada más las sucursales del banco llegaron a ser del órden de 450 en toda la república, con un crecimiento en la cartera y en los siniestros de ANAGSA que impactó el déficit operacional de éstas entidades paraestatales, al mismo tiempo que descendía su impacto en la producción. Se llegaron a habilitar 10 millones de hectáreas en 1982, que pudo representar más del 70% de toda la propiedad ejidal del momento.
Para evaluar, en qué medida se ha comportado el crédito oficial, o sea, de la llamada banca de desarrollo, basta observar que de 4.8 millones de hectáreas, habilitadas en 1976, se pasó a 10 millones de hectáreas en 1982, para después descender gradualmente hasta llegar a 1990, con un programa de 4.5 millones de hectáreas, donde aproximadamente 900 mil hectáreas son para riego y 3.6 millones son para temporal, lo que significa atender el 40% de las 2.4 millones de hectáreas de riego y el 28,0% de las 12.8 millones de hectáreas de temporal.
En 1991, con el 60% de las tierras de riego, que no se atienden con crédito de la banca de desarrollo, no se aprecian en principio serios problemas, sin embargo, el 72% de las tierras de temporal restantes bien pueden representar alrededor de 19,100 ejidos, los cuales serán tratados como zonas de alta siniestralidad y de pobreza extrema por el Programa Nacional de Solidaridad (PRONASOL), mismo que cuenta con 300,000 millones de pesos, para atender aproximadamente 1,2 millones de hectáreas que dejara de atender el BANRURAL.
La baja carga fiscal, que se ha prolongado desde el desarrollo estabilizador, básicamente por el desarrollo de tratamientos especiales de tributación (v.g. Bases Especiales y Causantes Menores), aunado a la caída de los precios del petróleo, del algodón, del camarón, del café, del tabaco, etc. y consecuentemente de los ingresos de divisas, solo ha sido compensado por el crecimiento en 1980-88, del sector extractivo y el turismo, lo cual ha determinado junto con el aumento de las tasas de interés, que en los últimos años, mas del 50% del gasto federal sea para gasto de deuda interna y externa (principal e intereses), con lo cual ha disminuido las posibilidades de que sea la Tesorería de la Federación la que vía los instrumentos tradicionales continúe apoyando las necesidades de financiamiento e inversión de los ejidos, particularmente después de 1965, en que creció substancialmente la "regularización de derechos agrarios" y consecuentemente el freno a la capitalización de estas tierras por particulares.
Desde el punto de vista de las finanzas públicas, la crisis agrícola que se desarrolla hace ya casi 50 años, desde 1965, es casualmente lateral a las posibilidades extraordinarias de financiamiento que se presentó con una tasa de interés externa ofertada en los sesenta, mas el boom de los precios del petróleo de la segunda mitad de los años ´70, pués no solo, posibilitaron el desarrollo de los sectores secundarios y terciarios, como ya se ha mencionado, sino también la creación del BANRURAL en 1975, el Sistema Nacional Alimentario (SAM), la Ley del Seguro Agropecuario y de Vida Campesino en 1980, la Ley de Fomento Agropecuario y el FIRCO en 1981, con lo que repuntó la producción percapita de básicos, sin embargo, a partir de 1982, se ha precipitado su descenso y como contrapartida el crecimiento del déficit operacional de las instituciones financieras como BANRURAL Y ANAGSA.
Sin duda, la restricción del artículo 52 a que se hace referencia, está en la base del surgimiento en 1936, del Banco de Crédito Ejidal y de la Aseguradora Nacional Agrícola y Ganadera en 1963, entidades que de 1981 a la fecha, presentan deficientes muy importantes y no impiden que para 1990, se importen varios millones de dólares de productos agrícolas.
En las actuales condiciones, de alto costo financiero y alta siniestralidad, no puede atenderse con suficiencia, por las instituciones gubernamentales, infinidad de tierras potencialmente productivas, que han sufrido pérdidas recurrentes en los últimos años, por la propia normatividad para el otorgamiento de los créditos y, con la actual legislación, tampoco podrán ser capitalizadas esas tierras por el mercado de capitales privados.
De ahí la necesidad de innovar en el terreno jurídico, para permitir que en aquellas tierras con derechos a salvo, en que el gobierno no estime viable intervenir, pero que tienen potencial productivo evidente, pueda participar el mercado de capitales particulares los llamados Pequeños y Medianos empresarios y así aumentar la frontera agrícola. En éste momento, se puede decir que una innovación jurídica es más importante que una innovación tecnológica. Hacer propietario al ejidatario el camino.
El PRONASOL EN 1991, la SEDESOL EN 2014, tiene previstos recursos para atender las tierras de pobreza extrema que no tengan acceso al crédito, sin embargo, deja intacta la estructura del problema de insuficiente descentralización y capitalización en este tipo de tierras.
La modernización de la legislación para permitir la capitalización de las tierras ejidales por particulares, históricamente es solo comparable con la secularización o desamortización de los bienes del clero, ergo, salir de la edad media.
Algunos Efectos de la Reforma Agraria
El reparto de aproximadamente 31 millones de hectáreas entre 1925 y 1940, implicó ampliar los conceptos originales del Artículo 27 Constitucional en el que, por ejemplo, no se había contemplado de manera específica el ejido colectivo.
El programa ejidal revolucionario, llegó a tener a fines de 1940, una influencia decisiva en la economía rural, ya que los ejidatarios representaban el 41.8% de la población económicamente activa.
Cuando el BANJIDAL empezó a funcionar en 1936, desde el punto de vista estrictamente económico (cuantitativo) y financiero, su operación fué responsable del proceso inflacionario de esos años; el rápido crecimiento del crédito vertido al campo en los años iniciales del Banco Ejidal (BANJIDAL), no fué visto de manera unánime, si el Partido de la Revolución Mexicana en 1936, había sustituído y purgado al Partido Nacional Revolucionario, también había generado reacciones en 1937, como el movimiento sinarquista y en 1939, la creación del Partido Acción Nacional.
Tanto Manuel Gómez Morín, como Jesús Silva Herzog, observaron en su oportunidad, en la acelerada expansión de los créditos, ciertos efectos inflacionarios negativos para el conjunto de la economía nacional. Según Silva Herzog, el recurrir al sobregiro del Banjidal, con el apoyo del Banco de México, era lo que había acelerado el aumento general de precios.
La recuperación de los créditos se convirtió en un tema de debate tanto en el Banco Nacional de Crédito Agrícola como en el Ejidal. Un analista de la época en un estudio de 1940, señaló que de un universo de 4,568 ejidos, se encontró con que 31.4% no podía pagar sus adeudos al banco, el 54.4% no tenía la seguridad de poder hacerlo y solo 14.2% lo había hecho o estaba en posibilidad de hacerlo.
Con el ánimo de mejorar la organización desde 1940, se aceleró el parcelamiento de los ejidos, con excepción de aquellos de carácter colectivo que habían logrado organizarse y demostrar productividad en algunos cultivos como algodón, azúcar, etc. Se aumentó la superficie de propiedad privada no sujeta a expropiación, se estimuló la organización de los pequeños propietarios y se impulsó en ciertos casos el amparo agrario.
El programa de irrigación creció al 5.3% entre 1947 y 1968; el apoyo del desarrollo del uso de fertilizantes desde 1943, el incremento de su demanda de 1939 y 1953 (nacional y externa), y la canalización de recursos privados hacia la agricultura a través del FIRA en 1954, permitieron que hasta los años sesenta fuera por excepción la importación de básicos (maíz y frijol 5.6% en 1963).
Sin embargo, a partir de 1970, el "promedio" de importación de básicos fue del 14.7% de la demanda total, llegando casi al 25% en algunos años de la década de los ´80, como 1980 y 1983.
Aproximadamente, la mitad del territorio nacional representa los 105 millones de hectáreas repartidas entre 1900 y 1990; hasta 1965, se habrán dotado 58 millones (56%) del total de tierras repartidas en 1985; el 1.9% es de riego, 12.1% de temporal, 53.6% de agostadero, 19.9% de monte, 0.8% desértica y 20.7% indefinida.
De 21 millones de hectáreas laborables en 1970, casi el 60% ya era ejidal, para 1989, representa casi el 80% con 15.3 millones de hectáreas, donde 2.4 millones (15.6%) son de riego y el resto de temporal. En cambio, la superficie laborable no ejidal, es de 4.2 millones de hectáreas, donde más del 50% son de riego.
De ésta manera, mientras que antes de 1970, México producía alimentos suficientes para los requerimientos internos y exportaba importantes excedentes, hacia finales de la década de los setenta, se había convertido en uno de los principales importadores de productos básicos. Seguir el colectivismo tipo Mao, sentó las bases del México contemporáneo, en cambio China, a la muerte de Mao, permitió el avance marginal de la economía de mercado en el campo que abatió el colectivismo para 1982.
Adicionalmente, el deterioro de los precios relativos, la erosión de las tierras de cultivo, las pérdidas sistemáticas de suelo y agua, la inseguridad en la tenencia de la tierra, así como la caída en la cobertura de los apoyos y servicios a la producción y la insuficiente coordinación de los mismos, coadyuvaron a que la producción agrícola creciera apenas 1.46 %, en promedio anual en el período 1983 1988, tasa inferior al crecimiento de la población estimada en esa década de 2% anual...
Por lo que respecta a la ganadería, si bien ésta logró mantener cierto dinamismo hasta los primeros años de la década de los ochenta, a partir de entonces se ha visto afectada, tanto por una baja en la productividad, derivada de la atomización de la estructura de la producción, la baja rentabilidad de las explotaciones, la poca efectividad de los servicios de asistencia técnica y sanidad disponibles, como por serios problemas de comercialización, como la caída de la demanda, motivada por la baja en el ingreso que la crisis impuso a la mayor parte de la población.
Entre otras consecuencias, el hato ganadero es apenas similar, en la mayoría de los casos, en 1991 al de hace 1981 y México se ha convertido en el principal importador mundial de leche en polvo, al adquirir más de 200 mil toneladas de dicho producto en 1989, que representó alrededor del 66% del consumo nacional.
En cuanto a los aspectos sociales, cabe destacar que en el campo viven más de 25 millones de personas, entre las cuales se encuentra el 60%, de las analfabetas del país, y cuyo ingreso per capita representa apenas el 30%, del promedio nacional.
Asímismo, la incapacidad del sector para recibir financiamiento y generar empleos suficientes y bien remunerados se refleja en la inmigración, bracerismo, producción de estupefacientes y la tendencia a ocuparse en la maquiladora, abandono que explica la drástica caída de su participación en la población economicamente activa total, la cual pasó de 58.3%, en 1950, al 23.6%, en 1988, así como, en su baja participación en las remuneraciones pagadas a los asalariados, que fué de solo 6% en el período 1960 1986, no obstante que el personal ocupado en el sector, durante el período, representó el 25 por ciento del total.
Epílogo
Como consecuencia, en la década de los ochenta, las importaciones de productos agrícolas sumaron más de 60 millones de toneladas. Solo en 1989, se importaron más de 9 millones de toneladas de granos básicos, con un valor superior a los 3 mil millones de dólares, destacando las compras de maíz y sorgo, que ascendieron a 3.7 y 1.7 millones de toneladas, respectivamente.
El costo social del latifundio de principios del siglo XX, solo es comparable con el del ejido improductivo y el minifundio actual.
Un país, que requiere producir y exportar en los términos de la competencia actual, no lo podrá hacer si opera con costos altos, la importación de alimentos, nos hace operar con costos altos y genera desempleo, que alimenta la informalidad urbana; la autosuficiencia alimentaria y de materias primas, se convierte así en un factor estratégico del desarrollo económico de México.
El 60% de las tierras laborales ejidales equivalentes a 9.6 millones de hectáreas, no pueden ser cubiertas por el crédito oficial ni por el SEDESOL, ya que entre BANRURAL y PRONASOL atenderán a 5.7 millones de hectáreas en 1990, por lo que en la práctica, han sido y son susceptibles de caer en manos del agio, como del narcotráfico; tradicionalmente se han subarrendado al margen de "la ley", no hacen uso de fertilizantes o insecticidas en aproximadamente 6 millones de hectáreas, expulsa mano de obra a las ciudades y/o al extranjero, generando abandono de la tierra, sin riesgo de perder los derechos a salvo; esta tierra, por la sobreproteccion jurídica en la que se encuentra, no puede ser capitalizada por el interés privado mas que por excepción, como en los casos de Salamanca y Gamesa, retroalimentando a la pobreza y la miseria que articula un sistema político de origen precapitalista, perfectamente descrito por el etnólogo y constitucionalista Don Andrés Molina Enríquez en aquel trabajo fundamental de principios del presente siglo ''Los Grandes Problemas Nacionales", y que está en la base de la legislación en la materia.
Recomendación
UNICA. Hacer propietario al ejidatario, en automático a aquellos que se consideren productivos y potencialmente productivos, así como aquellos cercanos a los centros urbanos.
Palabras finales.
Desde el punto de vista del financiamiento del desarrollo, la clave de lo saludable o no de las intervenciones estatales, es que su financiamiento no sea inflacionario y sea con recursos propios, no de crédito.
Por último, la cultura de subsistencia, improductividad, marginación y pobreza extrema, representa uno de los problemas de desarrollo más complejos de Mesoamérica, ello es reflejo y fuente de contrastes culturales y económicos muy profundos, frente a los cuales economistas, administradores, sociólogos, etnólogos, antropólogos, sicólogos, etc. se encuentran virtualmente indefensos, frente al embate de lideres con perfil de caudillo.
El "reparto de hombres" precolombino ha renacido en el ejido colectivo, se debe pues, realmente repartir la tierra a los derechosos, pero en propiedad privada, no propiedad del Estado.
GESTION SOCIAL ECONOMIA ESTANCADA: HACER AL EJIDATARIO PROPIETARIO, NO "DERECHOSO" 29 DE MAYO 2014
https://www.youtube.com/watch?v=SiJJTuM4XOM
La acción de cualquier gobierno y el de México no es la excepción, se enmarca regularmente entre las ideas dominantes sobre la realidad económica y las posibilidades de financiamiento de su acción; igualmente, se considera que la política económica está en función de la economía política, como lo expresara Sir James Stewart, pionero de la llamada economía controlada, donde "la economía política normalmente se considera como la forma de orientar la política económica".
En el caso de México, la estructura jurídica del Artículo 27 Constitucional, definida por lo valores de culturales de Mesoamérica, han dominado y definido la acción del Estado en materia de tenencia de la tierra.
Del 6 de enero de 1915, en que se emitió la primera legislación agraria hasta 1933, se habló de las formas ejidales y comunales como una forma que habría que tomarse en cuenta, si bien en forma no dominante, pués la visión de las autoridades políticas de aquel momento eran de Aridoamérica, como Carranza, Obregón y Calles de Coahuila y Sonora, y tenían valores más próximos al farmer o ranchero norteamericano que a la comunidad mesoamericana.
A partir de 1933, en que se elaboró el Primer Plan Sexenal, de conformidad con la Ley Nacional de Planeación de 1930, las influencias más vivas eran la gran depresión, que había arrancado en México desde 1926, con el conflicto cristero (rancheros) y la inestabilidad generada por la muerte de Obregón en 1928; las corporaciones musolineanas, la propaganda de la Economía de los Soviets en la URSS, el surgimiento en 1933 de la Alemania NAZI como el surgimiento de "la gran marcha en China", encabezada por Mao Tze Tung..
De 1934 a 1946, al arribo al poder de líderes mesoamericanos como Cárdenas y Ávila Camacho de Michoacán y Puebla respectivamente, hubo un cambio en la orientación de la cuestión agraria, como de los valores propios de la ideología dominante, se planteó entonces en estos planes sexenales el objetivo de “ejidalizar a todo el país”, en donde dominó la idea del reparto agrario y, que la producción ejidal llegase a ser la base de la economía del país.
Vale la pena aclarar que de 1940 a 1960, período que va de la 2a guerra a la crisis de la guerra fría, las condiciones internas fueron excepcionales para este país, la mayoría de los estudios que nos hablan del desarrollo económico de los años ´60 y ´70 , mencionaban que México entró a la modernidad del siglo XX en 1940, que la nacionalización de los transportes ferroviarios y del petróleo entre 1936 y 1938, más el gran reparto agrario, y la cancelación del 80% de la deuda vieja por parte de los EUA en 1942, con motivo de la entrada de México a la 2a guerra en calidad de aliado, dejaron al país en franca posición como para hacer frente a la explosión de la demanda externa de nuestros productos en el exterior, que la guerra le generaba, y así crecer a una tasa media anual del producto interno bruto del 6%, sin practicamente necesidad de financiamiento externo, pués la guerra y la postguerra permitieron que el país recibiera una transferencia importante de inversiones extranjeras para exportación, y que los impuestos al comercio exterior pudiesen generarle altos ingresos a la federación.
En estas condiciones, era manejable el financiamiento del programa político del Cardenismo desde 1936, que grosso modo se traducía en el cambio de liderazgo de cuadros y políticos de Aridoamérica por nuevos líderes, organizaciones y valores provenientes de Mesoamérica, cambiar la estructura, propósitos, lemas y siglas del Partido Nacional Revolucionario (PNR) y su Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROM) por la del Partido de la Revolución Mexicana con sus organizaciones obreras y campesinas como la Confederación de Trabajadores Mexicanos (CTM) y la Confederación Nacional Campesina (CNC), impulsando el ejido colectivo y las cooperativas, estableciendo los Salarios Mínimos y creando el Banco de Crédito Ejidal, como complemento del programa económico, para apoyar los ejidos en 4.8 millones de hectáreas de temporal y los 1.2 millones de hectáreas de riego que se distribuyeron hasta 1940, o sea, el 38% y el 50%, respectivamente, de lo repartido hasta 1990, lo cual se considera, ya puestos contra la pared, pudo ser manejable...
En este período, la intervención del estado en materia económica se caracterizó por realizarse en lo fundamental con recursos propios y con una estructura administrativa que en 1940, contaba con 10 secretarias y 5 departamentos, y para 1958, había llegado a 15 secretarias, 4 departamentos y un todavía incipiente sector Paraestatal y ejidal. De esta forma, entre 1940 y 1960, las carreteras asfaltadas y autopistas pasaron de 4 mil 300 kilómetros a 46 mil, o sea, crecieron al 12.5% en promedio anual; la capacidad de almacenamiento de agua, en ese mismo período, evolucionó de 5.2. a 28.4 millones de metros cúbicos, representando una tasa anual de crecimiento del 8.9%. Por su parte, la población pasó de 19.6 millones en 1940 a 34.9 millones en 1960, ya desde entonces presentaba un crecimiento próximo al 3% anual, donde la población rural disminuyó del 65.0% al 50.0% del total de la población. En maíz y frijol, en 1960, se importó apenas el 0.39% de la oferta total.
En este período, conocido como el "milagro mexicano" se pretendió crecer hacia dentro, en más de un sentido, el rezago social siempre ha sido grande en Mesoamérica, por lo tanto, el sesgo antiexportador que impuso la sustitución de importaciones, al dirigir su esfuerzo fundamentalmente hacia el la atención de la demanda local, determinó que buena parte de la reserva de dólares se destinara a importaciones de bienes intermedios y de capital.
Entre 1946-1952, con la administración del licenciado Miguel Alemán, se terminó la gran época de los gobiernos militares y se inicio la llamada "modernización del país", en esta época se inauguraba un nuevo estilo, ya se pudo usar la televisión para proyectar el informe de gobierno anual; el proyecto de inversiones del gobierno federal y dependencias descentralizadas, tuvo recursos no inflacionarios suficientes, contó parcialmente con endeudamiento como para establecer programas de grande y pequeña irrigación, la promoción de cultivos (riego, mecanización y semillas mejoradas), programa de mejoramiento de semillas, proyecto de colonización, programa de promociones forestales, programa de construcción de silos para grano, etcétera, lo que pone de manifiesto las posibilidades extraordinarias de crecimiento de la postguerra, que incluso, permitió que la sociedad pudiera accesar a gobiernos civiles.
El Programa Nacional de Inversiones: Agricultura, Ganadería, Silvicultura y Pesca de 1953 1958, con Don Adolfo Ruíz Cortines, se ubica en el contexto externo del llamado "take off" (despegue) de Asia y Europa, utilizando la noción de Rostow, caracterizado por la formación del Mercomún europeo, la recuperación de Japón y Alemania, el despliegue del poderío soviético y el inicio de la reunificación de Asia, después de alrededor de 150 años de luchas intestinas y disminución de su participación en el comercio mundial.
En México, el despegue de Asia y de Europa repercutió en su dinámica económia, ya que se empezaba a notar una desaceleración en el crecimiento de la economía mexicana en la segunda mitad de los años ´50, subía la inflación, aparecía el desempleo y con él los problemas sindicales, se habló del “Plan Bracero” hacia los EUA; en Centroamérica y Cuba se presentaron revoluciones; en Sudamérica golpes de estado y en Estados Unidos se presentaba lo que podría ser el fin del Plan Marshall y del predominio green-go, alcanzado en el mundo al final de la 2a Guerra Mundial, en que habían resultado vencedores.
En todo caso, los proyectos que se impulsaron con Ruíz Cortines, ya estaban reflejando el avance tecnológico de la guerra, el deseo de mantener el nivel de ingreso y empleo, el énfasis en electricidad, mejoramiento genético, fertilizantes, obra hidráulica y el impulso de algunos productos de exportación como el café.
Pese a ello, la devaluación del peso mexicano en 1954 , ponía de manifiesto el fin de las ventajas de la postguerra y reflejaba la disminución de las inversiones directas extranjeras, por lo que el problema del financiamiento y de empleo ya se dramatizaba, viniendo a resolverse con el financiamiento externo que ofrecía a los gobiernos de la región latinoamericana la Alianza Para el Progreso (ALPRO), que permitía a los Estados Unidos: exportar capital a América Latina para mantener su ritmo de expansión sin inflación y sin baja en la productividad; fenómeno expansionista frenado en Europa y Asia a mediados de los cincuenta y reorientarse hacia la transnacionalización de la economía latinoamericana. Es en esta coyuntura mundial, en que se gestará la crisis de liquidez de la región años más tarde y que se sientan las bases de la expansión norteamericana en la región..
El Plan de Acción Inmediata de 1962 1964, a finales de la administración de Adolfo López Mateos, ya en el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz, fue el resultado de esa oferta extraordinaria de financiamiento externo y se orientó a detener la destrucción de los suelos, ampliar y conservar las selvas, controlar las cuencas y ríos y aumentar la frontera agrícola. En este período, se crearon instituciones como ANAGSA, PRONASE, CONAFRUT, Fondo Forestal, Maderas Industrializadas de Quintana Roo, Servicios Forestales, Silvícola Magdalena y el Banco Nacional Agropecuario, que requerián de fuertes subsidios, presionarán a la inflación y serán liquidadas y redimencionadas con posterioridad, En este contexto se anunció la realización de las Olimpiadas en "México 68".
Programa de Desarrollo del Sector Agropecuario 1966 1970, (GDO) bien puede considerarse su formulación dentro del mismo contexto de la ALPR0, ya que su objetivo fundamental era "movilizar recursos financieros y humanos y promover la capitalización del campo por hectárea y por hombre ocupado, así como mejorar la organización de la producción agropecuaria".
En estos cuatro años se crearon la Comisión de Estudios del Territorio Nacional, el Fondo Especial para Financiamientos Agropecuarios, el Fideicomiso Para Crédito en Áreas de Riego y de Temporal, la Comisión Nacional de Zonas Áridas, Alimentos Balanceados de México y Productos Forestales Mexicanos. No eran malas ideas, existían las necesidades y los recursos, si era o no viable financieramente no era problema, en ese momento era como cuando tenemos una tarjeta de crédito por primera vez, el fenómeno es perfectamente comparable...
Programa de Inversión Financiamiento del Sector Publico Federal 1971 1976, Luis Echeverría Álvarez, contuvo básicamente dos programas: el Programa Sectorial de Fomento Agropecuario y Forestal y los Programas Regionales, dentro de sus objetivos básicos era elevar el nivel de empleo y superar el nivel de vida de las comunidades rurales. También, en 1973-1976, con motivo de los grandes descubrimientos de recursos petroleros, se liberalizaron los llamados "créditos atados" del financiamiento proveniente de los Estados Unidos, se creó el Programa de Inversiones Públicas para el Desarrollo Rural (PIDER), así como el Plan Nacional Hidráulico de 1975. Se impulsó con la creación en 1974 de la Secretaría de la Reforma Agraria y la de Pesca, el establecimiento de 11,000 ejidos colectivos y el impulso a las cooperativas pesqueras, que ha quedado documentado el fracaso de los objetivos que persiguieron, como el crecimiento del endeudamiento nacional.
En ese período, se establecieron entre otras comisiones y fideicomisos las siguientes dependencias y entidades: Secretaría de Programación y Presupuesto, Comisión Gasto Financiamiento, Forestal Vicente Guerrero, Productos Forestales de la Tarahumara, Fondo Especial de Asistencia Técnica y Garantía para Créditos Agropecuarios (BANXICO), Banco Nacional de Crédito Rural, S.A., Fideicomiso para 0bras de infraestructura rural, Fondo para el Fomento de la Ganadería de Exportación, Productora Nacional de Productos Biológicos Veterinarios, Universidad Autónoma de Chapingo con el lema "explotar la tierra, no al hombre", Universidad Autónoma Agraria "Antonio Narro", Comisión Nacional de Desarrollo regional, Coordinadora de Política Industrial del Sector Público, Comisión Coordinadora del Sector Agropecuario y Comisión Nacional Coordinadora para el Desarrollo Industrial y la Secretaría de la Reforma Agraria.
Entre 1977 y 1982, con José López Portillo, se puede ubicar el llamado "boom de los precios del petrolero" como de las tasas de interés; los precios del petróleo rebasaron la frontera de 30 dlrs/barril; en el caso de la tasa prime pasó de 4.8% anual en 1976 a poco más del 15%, la libor llegó casi a 17%, el endeudamiento del país presentó una inercia altamente perniciosa perniciosa.
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Entre 1977 1978, se llevaron adelante cambios en la operación del PIDER, a través del Programa Integral para el Desarrollo Rural y el establecimiento del Sistema Alimentario Mexicano (SAM). Dentro del Programa Nacional de Ciencia y Tecnología se realizaron entre 1978 y 1982, Programas y Proyectos por Áreas Proletarias.
Siguiendo al desarrollo del SAM, se estableció dentro del Plan Global de Desarrollo 1980-1982 (bianual, como el de acción inmediata 62-64), el Plan Nacional de Desarrollo Agroindustrial, se generó la Ley de Fomento Agropecuario en diciembre de 1980 y la Ley de Seguro Agrícola y de Vida Campesino en enero de 1981, vivos reflejos de la llamada "administración de la riqueza". La meta, era lograr la autosuficiencia en la producción de alimentos agrícolas, ganaderos y pesqueros, elevar los mínimos de alimentación, adecuar el sistema de distribución y modernizar la producción agropecuaria. Se decía de manera corriente, "si para producir, no importa el costo, léase el SAM y como lograrlo".
Con apoyo en ese financiamiento extraordinario del boom de los precios de nuestras exportaciones, y con los mejores propósitos se crearon entre otros instrumentos de desarrollo en el sector, el FIDHULE, FIRCO, FONGAN FIDHECAN, INCA RURAL, Servicios Ejidales (SESA) y la Forestal FCL.
Se puede apreciar que el período que va del Plan de Acción Inmediata en 1962 1964, al Plan Global de Desarrollo 1980 1982, (ambos bianuales) el financiamiento externo jugó un rol definitivo en las posibilidades de desarrollo del sector rural mexicano y como en realidad el financiamiento no se pudo descentralizar por las limitaciones jurídicas existentes y la casi totalidad de las operaciones fueron diseñadas para transferir fondos al sector social con rezago, o sea que no generaban superávit de operación, lo cual contradijo en la práctica el espíritu del proyecto de Ley de Deuda Pública expedida por el H Congreso y publicada en 1975, ya que la Ley estableciá que "los proyectos que usaran créditos deberían de obtener sus propios medios de pago cuando se utilizara el crédito". Esa fue la diferencia entre Luis Echeverría y el secretario de Hacienda Hugo B Margarín, quién exclamó el 29 de mayo de 1973: "La deuda externa y la deuda interna tienen un límite. Y ya llegamos al límite". El dijo que "las finanzas públicas se llevan en los Pinos" y nombro su sucesor en la SHCP a su amigo José López Portillo.
En forma paradójica, a pesar de todas las acciones que orientó el Estado hacia el sector agropecuario, como las que se han hecho mención, la legislación agraria, en la práctica impidió en la práctica que la tasa media anual de crecimiento de las inversiones hacia el sector agropecuario mantuviera el ritmo de crecimiento promedio observado en 1960-64, ya que cayó del 5.3% anual en promedio al 1.8% entre 1965-1982, mientras que el total de la inversión continuaría al ritmo de 9.2%. Esto quiere decir, que la abundancia de dinero que llegó al país, a pesar de todos los buenos deseos, no pudo permear hacia el sector agrario en la misma proporción, que a los sectores que no tuvieron las "protecciones jurídicas" del ejido, y que se traducían en restricciones a los inversionistas para acudir al campo y que ello es causa directa del nivel de descapitalización en que se encuentra, en la hora actual.
La centralización, en la toma de decisiones y la permanencia de una legislación tutelar en materia agraria, ha generado 1) el mayor rezago relativo del sector, 2) el sobredimensionamiento de las instituciones como BANRURAL y ANAGSA y 3) la transformación de un país excedentario en un país deficitario. Paradojas del desarrollo.
El Plan Nacional de Desarrollo 1983 1988, con Miguel de la Madrid Hurtado, nace en medio de la mayor crisis financiera del país, gestada sin duda en los últimos 20 años, pués en ella, ya no van a disponer de créditos como lo pudieron hacer del Plan de Acción Inmediata 62-62, ni los del Plan Global de Desarrollo 80-82 verdadera génesis de la crisis contemporánea.
MMH con la experiencia de 20 años en las finanzas públicas, planteó en la El Plan, objetivos sugerentes como pueden ser, vencer la crisis, recuperar la capacidad de crecimiento y conservar las instituciones democráticas, además dentro de las estrategias estableció el Programa Inmediato de Reordenación Económica (PIRE), la disminución del gasto público, la reestructuración de la administración pública federal, el cambio estructural, la descentralización de la vida económica nacional y adecuar las modalidades de financiamiento a las prioridades de desarrollo.
Lo anterior quiere decir que, en la práctica, las finanzas públicas de México, estaban sufriendo un cambio fundamental; al controlar el déficit, el gasto se define a partir de las posibilidades no inflacionarias de financiamiento y no al reces, los programas de gasto primero y después a ver como se financian; desafortunadamente, aunque se consideró de vanguardia para un país tan primitivo como México, no pudo evitar la caída del producto, el aumento de la inflación y el desempleo, tipos de interés a niveles sin precedente, que llevarían al crack de la bolsa en 1987.
Es necesario subrayar, que este cambio, de cualquier forma, debió de haberse iniciado treinta años atrás, por lo menos, sin embargo, la oferta de capitales externos, la tasa de interés "barata", y en menor o mayor medida la baratura del dólar, que permitía un déficit comercial creciente desde 1946, condicionaron los resultados de los llamados "desarrollo estabilizador y el desarrollo compartido"; así como, el aumento momentáneo del precio del petróleo, condicionó la continuación de un modelo de desarrollo colectivista que había nacido con financiamiento externo, para corregir la mala distribución del ingreso y el ataque a los rezagos sociales y la falta de empleo, desafortunadamente los programas de destino no generaron sus propios medios de pago.
La política sectorial del desarrollo rural integral, pretendió mejorar los términos de intercambio, articular al sector agropecuario entre sí y con los demás, mejorar la balanza comercial y lograr un crecimiento sectorial superior al de la población, al respecto, la población siguió creciendo, pero a un ritmo arriba del 2.5%, muy superior, incluso que el sector agropecuario, el cual creció tan solo al 1.5%.
Surgió como respuesta a la crisis de 1983, el Programa Nacional de Desarrollo Rural Integral (PRONADRI) en 1985 1988, que mantuvo muchos de los objetivos del SAM pero con estrategias de cambio estructural y reactivación productiva, lo cual implicó establecer metas, que en términos generales no se pudieron cumplir ya que :
- decreció anualmente al 1% el valor bruto de la producción, frente a 4.9% que se pretendió para el sector agropecuario;
- la producción agrícola decreció a un promedio anual del 1.2%, frente a una tasa prevista del 5.6% anual,
- la producción pecuario lo hizo al 1.0% debiendo haberlo hecho al 3.4% anual,
- las metas de crecimiento del huevo, leche y carne previstos de 6.5%, 4.1% y 2.8% de la carne sufrieron decrementos de 8.1%, 12.9% y 2.3%, respectivamente.
- Las metas de consumo per cápita de pescado no se cumplió, si en cambio la de exportación. Consecuencia lógica.
El Programa Nacional de Desarrollo 1989 1994, con Carlos Salinas de Gortari, presentó 4 objetivos básicos, donde destacan: la recuperación económica con estabilidad de precios y el mejoramiento productivo y del nivel de vida de la población. Lo anterior, se adelanta, fue en base a una sobrevaluación monetaria, que redujo las exportaciones y generó un déficit comercial a lo largo de su sexenio, generando una mega crisis de deuda.
Se estableció el pacto de solidaridad económica, que planteó como objetivo: "evitar que la población de bajos recursos vea reducido su poder adquisitivo o sus condiciones de empleo, estableciendo compromisos entre gobierno federal, sector campesino, obrero y empresarial". Evitar el costo social del ajuste, era un buen deseo, pero el ajuste de entrada era muy dificl evitarlo.
El anclaje del tipo de cambio fue la opción de Salinas, Mancera y Aspe, para cumplir en el corto plazo, con estos objetivos3
Posteriormente, se ha refrendado el "pacto", más como método de concertación, siguiendo al pacto iniciado en 1987, pero ahora con la denominación Pacto para la Estabilidad y Creciemiento Económico (PECE), los cuales en términos generales han tenido alcances importantes en materia de reordenamiento económico, cambio estructural, control del déficit y de la inflación, reducción del gasto público y desincorporación de entidades, buscando la autogestión de los propios productores y la racionalización de las medidas de fomento. Sin embargo, la apertura comercial del TLC en 1994, con un dólar barato impidieron en la práctica los buenos resultados que esta política ofrecía frente a la crisis.
Los objetivos del PND 1989 1994, con CSG en el sector agropecuario, consistieron en aumentar la producción y productividad en el campo y las estrategias diseñadas estuvieron ligadas a conceptos como: descentralización, lograr autonomía de gestión, concertación y programas de desarrollo rural, estabilidad de precios, desacelerar la migración fomentando la agroindustria en el propio campo y afirmar la seguridad jurídica de la tenencia de la tierra, se revisó el crédito y el seguro en el campo, frente al desastre financiero de la legislación surgida en 1981, con motivo de la promulgación de la Ley de Seguro y de Vida Campesino, y la de Fomento Agropecuario, que no pudo romper con los candados del 27 Constitucional y que representan junto con las reformas del 1992, lecciones de “como no hacer las cosas”.
Las entidades paraestatales, fueron motivo de una profunda reestructuración para elevar su eficiencia operacional, y la asignación a la agricultura pasó a ocupar un lugar preponderante en la inversión pública, como se puede ver en el Programa Hidráulico de la Comisión Nacional del Agua, sin duda, uno de los grandes aciertos de esta administración, explicado curiosamente, por la reducción del crédito externo, en los proyectos federales..
El Programa Nacional de Modernización del Campo 1989 1994, CSG, que se desprende del PND, logró cambios sumamente importantes, sin embargo, lograr el reordenamiento de un sistema de subsidios acumulado en más de 30 años; que la casi totalidad de las empresas deficitarias sean desincorporadas, vendidas, transformadas, redi¬mensionadas, extinguidas y/o liquidadas; reestructurar el aparato ideológico (discurso), el administrativo (deuda e inversiones), el político (legislación y partidos), iglesias, etcétera, etcétera, requiere de un proceso infatigable, permanente y sumamente complejo.
La cultura de subsistencia y las posiciones de "desarrollo hacia adentro", consideradas protocapitalistas, parece serán superadas poco a poco, por la propia presión del proceso de la globalización a nivel mundial, ello de cualquier manera es un desafío para occidente, frente al desarrollo económico que hoy presenta Asia ya sin el colectivismo rural de Mao. En México, está representado por la complejidad cultural que ofrece Mesoamérica, área que presenta más resistencia a la penetración de los usos culturales de la modernidad que Aridoamérica, y que generalmente esta en pie de guerra, nutriendo los contingentes de las manifestaciones de “cuerpos magisteriales” en la Capital de la República., el reclutamiento de movimientos como el “EZLN” en Chiapas, El Barzón en Jalisco o el “EPR” en Guerrero y penetrado por lo menos en un 30% por el crimen organizado.
6 de junio de 1990
SEGUNDA PARTE.
Uno de los aspectos fundamentales que ha afectado a la capitalización del sector agropecuario en lo que va del siglo XX, es el combate conceptual, ideológico y práctico a la gran propiedad territorial, gestada en México desde finales del siglo XVII y que aumentó desmesuradamente hasta llegar en 1910, a constituir el 95% de la tierra cultivable, este combate, mas que justificado por el órden social que existía, se manifestó políticamente en la recurrente propuesta de que: "el Estado debería dar tierra a quien quiera que lo solicite, sin más condición que dedicarlas a la producción agrícola y no venderlas"; ello fué planteado en el punto 36 del Programa del Partido Liberal, firmado entre otros por los hermanos Magón.
Este asunto de la no venta de la tierra se integró al Artículo 27 Constitucional, con la 2a Revolución Mexicana, la emprendida por Mesoamérica bajo el gobierno del general michoacano Lázaro Cárdenas, ya que con él, se ampliaron los conceptos originales de la Constitución, en el que por ejemplo, no se había contemplado de manera especifica el "ejido colectivo",
Es importante destacar, que el Artículo 27 constitucional, no fué concebido por un economista de la segunda mitad del siglo XX, en medio de una crisis de productividad caracterizada por minifundio y problemas de financiamiento, ni con una visión productivista, sino que, más bien fué redactado por la visión propia de un etnólogo como Don Andrés Molina Enríquez, y un abogado poblano filo criollo como Luis Cabrera, que vio en la ficción del ejido una forma de no dar propiedad del indígena y enfrentar la presión social frente a la más brutal concentración de la tierra. No fué gente tonta, ingenua ni soberbia, fué gente de su tiempo y como dijera Ortega y Gasset; de “sus circunstancias” la cuestión es que nuestras circunstancia, son otras, si bien la cultura de la pobreza permanece como constante geoespacial en buena parte de Mesoamérica.
Los aspectos sociales y políticos, dominaron la legislación en materia agraria, de ésta forma, “la propiedad ejidal no podía ser enajenable o hipotecable”, tal como lo señalaba el Artículo 52 de la Ley Federal de Reforma Agraria, el cual establecia:
''Los derechos que sobre bienes agrarios adquieren los núcleos de población serán inalienables, imprescriptibles, inembargables e intransmisibles, y por tanto, no podrán en ningún caso, ni en forma alguna enajenarse, cederse, transmitirse, arrendarse, hipotecarse o gravarse en todo, o en parte. Serán inexistentes las operaciones, actos o contratos que hayan ejecutado o que pretenden llevar a cabo en contravención de este concepto ..."
La legislación entonces, ofrecía una sobreprotección a estas formas paraestatales a capitalistas: las propiedades ejidales y comunales que produciendo excedentes en colaboración simple o ampliada, orienta los excedentes, final e irremediablemente al mercado, sin embargo, el mercado no le puede enviar capital, menos si son de subsistencia; por lo que en la práctica es el gobierno, el que a partir de esa restricción" ha apoyado con subsidios diversos las demandas de las organizaciones ejidales y comunales, de tal suerte que se crearon una gran cantidad de instituciones, las cuales en su oportunidad entre 1965 y 1981, desde el punto de vista del desarrollo económico, no pudieron evitar la penetración del crimen organizado, como el abandono de las tierras ejidales, sobre todo las de subsistencia, por el atractivo del desarrollo de otras actividades económicas, que al amparo de “fuentes externas de financiamiento; favorecían el desarrollo urbano con el establecimiento de ensambladoras, después maquiladoras, obras públicas, turismo, carreteras, comunicaciones, ferrocarriles, electricidad, petróleo, industria automotriz, etc. En estos sectores, se impulsó un crecimiento en las remuneraciones no agrícolas, por arriba de las que se pagan en el campo, ello explica la migración de la mano de obra del campo a la ciudad, como el comportamiento de la decadencia alimentaria a partir de 1965.
Vale la pena mencionar, que entre los antiguos mexicas, cuando las tierras del calpulli eran abandonadas, los macehuallis perdían sus derechos sobre la tierra, como aquél que abandona a su esposa; sin embargo, en la actualidad la herencia en México del derecho español y su concepto de la propiedad, aunado a la sacralizacion del ejido y su utilización en el sistema político mexicano como generador de pobreza, han evitado en la práctica la plena utilización de la tierra, impulsando su abandono, sin riesgo de perder los derechos agrarios, casi como una patente de corso, colaborando en la gestación de un sistema político que se basa en la pobreza para retroalimentar un discurso político que le ritualiza y soporta la crisis de producción que enfrenta el país.
La Ley de Fomento Agropecuario en 1981 de José López portillo, mantuvo todos los candados de la Ley de Reforma Agraria, por lo que se, debe considerar un antecedente del deseo de modernizar el campo y una lección de lo que no se debe hacer. La de 1992, de Carlos Salinas de Gortari, permite la privatización, sin embargo a mas de 20 años de su emisión, no ha logrado volver propietario libre al ejidatario, quien soporta el peso de una gran maquinaria burocrática, el peso de los acaparadores, como el flagelo del crimen organizado: donde no llega la federación, el estado o el municipio, si llega el narcotráfico con armas y dinero que termina por avasallarle.
Aquí, vale la pena señalar que los ejércitos zapatistas de 1910-1919, no pelearon por el usufructo de la tierra, en términos de dependencia económica y política de un sistema electoral, sino que pelearon la posesión y los beneficios correspondientes. Zapata nace defendiendo y reivindicando propiedades con papeles novohispanos, amén de que trabajaba con y para Ignacio de la Torre Mier, yerno del propio Porfirio Díaz, por lo que en su momento, la revuelta zapatista contra Madero, se debe de ver como un grupo filo porfirista, impulsado por terceros, como pudieron ser los hermanos Vázquez Gómez.
La permanencia de una legislación que ampara formas de tenencia de la tierra de tipo precapitalista o protocapitalista como es el caso del ejido, genera desajustes económicos, políticos y sociales en el conjunto de sistemas que concurren en el desarrollo de la economía social de mercado en la globalización del siglo XXI, por lo que su modificación se presenta como indispensable, su permanencia, como anacrónica.
Incapacidad del sector financiero:
El gran reparto agrario y su dispersión en el territorio nacional, ha generado múltiples problemas de desarrollo con impacto en la pobreza, como en la educación y en la salud; sin embargo, en los términos que se han comentado, le puso un impermeable jurídico a las tierras ejidales, que ha sobreprotegido la inmovilidad de esta propiedad, primer paraestatal de la revolución, donde la tierra es del Estado e impedido que sea el interés particular el que pueda llegar a estas tierras y pueda capitalizarlas y explotarles con mayor suficiencia, ya que en el período 1960-1982, en el que fluyó una abundante suma de recursos externos y se presentó una oferta sustancial de créditos, el sector agropecuario presenta un rezago significativo, en materia hidráulica, compite de manera particular, con relación a aquellos proyectos cuyo desarrollo, guarda una alta correlación con la empresa transnacional y el desarrollo urbano-industrial.
Por otro lado, entre los años de 1960-1984, se presentó un crecimiento desordenado en los subsidios via créditos oficiales, por la falta de actualización en las tasas activas, ya que la tasa de interés externa del prime rate, pasó en promedio del 4,77% en los ´60 a 6,7% en los ´70 y al 9,5% en los ´80 y las tasas de interés al campo se revisó y flexibilizó su comportamiento, hasta 1984, sin que se haya dejado posteriormente de brindar una tasa y trato preferencial a los ejidos...
El llamado “boom petrolero”, de la segunda mitad de los ´70, permitió el crecimiento no solo de las tierras habilitadas, como ya se comentó, sino que también aumentó la producción 1979-1981, si bien a costos muy altos, amén de proporcionar un crecimiento significativo en las estructuras administrativas del sistema BANRURAL y ANAGSA, nada más las sucursales del banco llegaron a ser del órden de 450 en toda la república, con un crecimiento en la cartera y en los siniestros de ANAGSA que impactó el déficit operacional de éstas entidades paraestatales, al mismo tiempo que descendía su impacto en la producción. Se llegaron a habilitar 10 millones de hectáreas en 1982, que pudo representar más del 70% de toda la propiedad ejidal del momento.
Para evaluar, en qué medida se ha comportado el crédito oficial, o sea, de la llamada banca de desarrollo, basta observar que de 4.8 millones de hectáreas, habilitadas en 1976, se pasó a 10 millones de hectáreas en 1982, para después descender gradualmente hasta llegar a 1990, con un programa de 4.5 millones de hectáreas, donde aproximadamente 900 mil hectáreas son para riego y 3.6 millones son para temporal, lo que significa atender el 40% de las 2.4 millones de hectáreas de riego y el 28,0% de las 12.8 millones de hectáreas de temporal.
En 1991, con el 60% de las tierras de riego, que no se atienden con crédito de la banca de desarrollo, no se aprecian en principio serios problemas, sin embargo, el 72% de las tierras de temporal restantes bien pueden representar alrededor de 19,100 ejidos, los cuales serán tratados como zonas de alta siniestralidad y de pobreza extrema por el Programa Nacional de Solidaridad (PRONASOL), mismo que cuenta con 300,000 millones de pesos, para atender aproximadamente 1,2 millones de hectáreas que dejara de atender el BANRURAL.
La baja carga fiscal, que se ha prolongado desde el desarrollo estabilizador, básicamente por el desarrollo de tratamientos especiales de tributación (v.g. Bases Especiales y Causantes Menores), aunado a la caída de los precios del petróleo, del algodón, del camarón, del café, del tabaco, etc. y consecuentemente de los ingresos de divisas, solo ha sido compensado por el crecimiento en 1980-88, del sector extractivo y el turismo, lo cual ha determinado junto con el aumento de las tasas de interés, que en los últimos años, mas del 50% del gasto federal sea para gasto de deuda interna y externa (principal e intereses), con lo cual ha disminuido las posibilidades de que sea la Tesorería de la Federación la que vía los instrumentos tradicionales continúe apoyando las necesidades de financiamiento e inversión de los ejidos, particularmente después de 1965, en que creció substancialmente la "regularización de derechos agrarios" y consecuentemente el freno a la capitalización de estas tierras por particulares.
Desde el punto de vista de las finanzas públicas, la crisis agrícola que se desarrolla hace ya casi 50 años, desde 1965, es casualmente lateral a las posibilidades extraordinarias de financiamiento que se presentó con una tasa de interés externa ofertada en los sesenta, mas el boom de los precios del petróleo de la segunda mitad de los años ´70, pués no solo, posibilitaron el desarrollo de los sectores secundarios y terciarios, como ya se ha mencionado, sino también la creación del BANRURAL en 1975, el Sistema Nacional Alimentario (SAM), la Ley del Seguro Agropecuario y de Vida Campesino en 1980, la Ley de Fomento Agropecuario y el FIRCO en 1981, con lo que repuntó la producción percapita de básicos, sin embargo, a partir de 1982, se ha precipitado su descenso y como contrapartida el crecimiento del déficit operacional de las instituciones financieras como BANRURAL Y ANAGSA.
Sin duda, la restricción del artículo 52 a que se hace referencia, está en la base del surgimiento en 1936, del Banco de Crédito Ejidal y de la Aseguradora Nacional Agrícola y Ganadera en 1963, entidades que de 1981 a la fecha, presentan deficientes muy importantes y no impiden que para 1990, se importen varios millones de dólares de productos agrícolas.
En las actuales condiciones, de alto costo financiero y alta siniestralidad, no puede atenderse con suficiencia, por las instituciones gubernamentales, infinidad de tierras potencialmente productivas, que han sufrido pérdidas recurrentes en los últimos años, por la propia normatividad para el otorgamiento de los créditos y, con la actual legislación, tampoco podrán ser capitalizadas esas tierras por el mercado de capitales privados.
De ahí la necesidad de innovar en el terreno jurídico, para permitir que en aquellas tierras con derechos a salvo, en que el gobierno no estime viable intervenir, pero que tienen potencial productivo evidente, pueda participar el mercado de capitales particulares los llamados Pequeños y Medianos empresarios y así aumentar la frontera agrícola. En éste momento, se puede decir que una innovación jurídica es más importante que una innovación tecnológica. Hacer propietario al ejidatario el camino.
El PRONASOL EN 1991, la SEDESOL EN 2014, tiene previstos recursos para atender las tierras de pobreza extrema que no tengan acceso al crédito, sin embargo, deja intacta la estructura del problema de insuficiente descentralización y capitalización en este tipo de tierras.
La modernización de la legislación para permitir la capitalización de las tierras ejidales por particulares, históricamente es solo comparable con la secularización o desamortización de los bienes del clero, ergo, salir de la edad media.
Algunos Efectos de la Reforma Agraria
El reparto de aproximadamente 31 millones de hectáreas entre 1925 y 1940, implicó ampliar los conceptos originales del Artículo 27 Constitucional en el que, por ejemplo, no se había contemplado de manera específica el ejido colectivo.
El programa ejidal revolucionario, llegó a tener a fines de 1940, una influencia decisiva en la economía rural, ya que los ejidatarios representaban el 41.8% de la población económicamente activa.
Cuando el BANJIDAL empezó a funcionar en 1936, desde el punto de vista estrictamente económico (cuantitativo) y financiero, su operación fué responsable del proceso inflacionario de esos años; el rápido crecimiento del crédito vertido al campo en los años iniciales del Banco Ejidal (BANJIDAL), no fué visto de manera unánime, si el Partido de la Revolución Mexicana en 1936, había sustituído y purgado al Partido Nacional Revolucionario, también había generado reacciones en 1937, como el movimiento sinarquista y en 1939, la creación del Partido Acción Nacional.
Tanto Manuel Gómez Morín, como Jesús Silva Herzog, observaron en su oportunidad, en la acelerada expansión de los créditos, ciertos efectos inflacionarios negativos para el conjunto de la economía nacional. Según Silva Herzog, el recurrir al sobregiro del Banjidal, con el apoyo del Banco de México, era lo que había acelerado el aumento general de precios.
La recuperación de los créditos se convirtió en un tema de debate tanto en el Banco Nacional de Crédito Agrícola como en el Ejidal. Un analista de la época en un estudio de 1940, señaló que de un universo de 4,568 ejidos, se encontró con que 31.4% no podía pagar sus adeudos al banco, el 54.4% no tenía la seguridad de poder hacerlo y solo 14.2% lo había hecho o estaba en posibilidad de hacerlo.
Con el ánimo de mejorar la organización desde 1940, se aceleró el parcelamiento de los ejidos, con excepción de aquellos de carácter colectivo que habían logrado organizarse y demostrar productividad en algunos cultivos como algodón, azúcar, etc. Se aumentó la superficie de propiedad privada no sujeta a expropiación, se estimuló la organización de los pequeños propietarios y se impulsó en ciertos casos el amparo agrario.
El programa de irrigación creció al 5.3% entre 1947 y 1968; el apoyo del desarrollo del uso de fertilizantes desde 1943, el incremento de su demanda de 1939 y 1953 (nacional y externa), y la canalización de recursos privados hacia la agricultura a través del FIRA en 1954, permitieron que hasta los años sesenta fuera por excepción la importación de básicos (maíz y frijol 5.6% en 1963).
Sin embargo, a partir de 1970, el "promedio" de importación de básicos fue del 14.7% de la demanda total, llegando casi al 25% en algunos años de la década de los ´80, como 1980 y 1983.
Aproximadamente, la mitad del territorio nacional representa los 105 millones de hectáreas repartidas entre 1900 y 1990; hasta 1965, se habrán dotado 58 millones (56%) del total de tierras repartidas en 1985; el 1.9% es de riego, 12.1% de temporal, 53.6% de agostadero, 19.9% de monte, 0.8% desértica y 20.7% indefinida.
De 21 millones de hectáreas laborables en 1970, casi el 60% ya era ejidal, para 1989, representa casi el 80% con 15.3 millones de hectáreas, donde 2.4 millones (15.6%) son de riego y el resto de temporal. En cambio, la superficie laborable no ejidal, es de 4.2 millones de hectáreas, donde más del 50% son de riego.
De ésta manera, mientras que antes de 1970, México producía alimentos suficientes para los requerimientos internos y exportaba importantes excedentes, hacia finales de la década de los setenta, se había convertido en uno de los principales importadores de productos básicos. Seguir el colectivismo tipo Mao, sentó las bases del México contemporáneo, en cambio China, a la muerte de Mao, permitió el avance marginal de la economía de mercado en el campo que abatió el colectivismo para 1982.
Adicionalmente, el deterioro de los precios relativos, la erosión de las tierras de cultivo, las pérdidas sistemáticas de suelo y agua, la inseguridad en la tenencia de la tierra, así como la caída en la cobertura de los apoyos y servicios a la producción y la insuficiente coordinación de los mismos, coadyuvaron a que la producción agrícola creciera apenas 1.46 %, en promedio anual en el período 1983 1988, tasa inferior al crecimiento de la población estimada en esa década de 2% anual...
Por lo que respecta a la ganadería, si bien ésta logró mantener cierto dinamismo hasta los primeros años de la década de los ochenta, a partir de entonces se ha visto afectada, tanto por una baja en la productividad, derivada de la atomización de la estructura de la producción, la baja rentabilidad de las explotaciones, la poca efectividad de los servicios de asistencia técnica y sanidad disponibles, como por serios problemas de comercialización, como la caída de la demanda, motivada por la baja en el ingreso que la crisis impuso a la mayor parte de la población.
Entre otras consecuencias, el hato ganadero es apenas similar, en la mayoría de los casos, en 1991 al de hace 1981 y México se ha convertido en el principal importador mundial de leche en polvo, al adquirir más de 200 mil toneladas de dicho producto en 1989, que representó alrededor del 66% del consumo nacional.
En cuanto a los aspectos sociales, cabe destacar que en el campo viven más de 25 millones de personas, entre las cuales se encuentra el 60%, de las analfabetas del país, y cuyo ingreso per capita representa apenas el 30%, del promedio nacional.
Asímismo, la incapacidad del sector para recibir financiamiento y generar empleos suficientes y bien remunerados se refleja en la inmigración, bracerismo, producción de estupefacientes y la tendencia a ocuparse en la maquiladora, abandono que explica la drástica caída de su participación en la población economicamente activa total, la cual pasó de 58.3%, en 1950, al 23.6%, en 1988, así como, en su baja participación en las remuneraciones pagadas a los asalariados, que fué de solo 6% en el período 1960 1986, no obstante que el personal ocupado en el sector, durante el período, representó el 25 por ciento del total.
Epílogo
Como consecuencia, en la década de los ochenta, las importaciones de productos agrícolas sumaron más de 60 millones de toneladas. Solo en 1989, se importaron más de 9 millones de toneladas de granos básicos, con un valor superior a los 3 mil millones de dólares, destacando las compras de maíz y sorgo, que ascendieron a 3.7 y 1.7 millones de toneladas, respectivamente.
El costo social del latifundio de principios del siglo XX, solo es comparable con el del ejido improductivo y el minifundio actual.
Un país, que requiere producir y exportar en los términos de la competencia actual, no lo podrá hacer si opera con costos altos, la importación de alimentos, nos hace operar con costos altos y genera desempleo, que alimenta la informalidad urbana; la autosuficiencia alimentaria y de materias primas, se convierte así en un factor estratégico del desarrollo económico de México.
El 60% de las tierras laborales ejidales equivalentes a 9.6 millones de hectáreas, no pueden ser cubiertas por el crédito oficial ni por el SEDESOL, ya que entre BANRURAL y PRONASOL atenderán a 5.7 millones de hectáreas en 1990, por lo que en la práctica, han sido y son susceptibles de caer en manos del agio, como del narcotráfico; tradicionalmente se han subarrendado al margen de "la ley", no hacen uso de fertilizantes o insecticidas en aproximadamente 6 millones de hectáreas, expulsa mano de obra a las ciudades y/o al extranjero, generando abandono de la tierra, sin riesgo de perder los derechos a salvo; esta tierra, por la sobreproteccion jurídica en la que se encuentra, no puede ser capitalizada por el interés privado mas que por excepción, como en los casos de Salamanca y Gamesa, retroalimentando a la pobreza y la miseria que articula un sistema político de origen precapitalista, perfectamente descrito por el etnólogo y constitucionalista Don Andrés Molina Enríquez en aquel trabajo fundamental de principios del presente siglo ''Los Grandes Problemas Nacionales", y que está en la base de la legislación en la materia.
Recomendación
UNICA. Hacer propietario al ejidatario, en automático a aquellos que se consideren productivos y potencialmente productivos, así como aquellos cercanos a los centros urbanos.
Palabras finales.
Desde el punto de vista del financiamiento del desarrollo, la clave de lo saludable o no de las intervenciones estatales, es que su financiamiento no sea inflacionario y sea con recursos propios, no de crédito.
Por último, la cultura de subsistencia, improductividad, marginación y pobreza extrema, representa uno de los problemas de desarrollo más complejos de Mesoamérica, ello es reflejo y fuente de contrastes culturales y económicos muy profundos, frente a los cuales economistas, administradores, sociólogos, etnólogos, antropólogos, sicólogos, etc. se encuentran virtualmente indefensos, frente al embate de lideres con perfil de caudillo.
El "reparto de hombres" precolombino ha renacido en el ejido colectivo, se debe pues, realmente repartir la tierra a los derechosos, pero en propiedad privada, no propiedad del Estado.
GESTION SOCIAL ECONOMIA ESTANCADA: HACER AL EJIDATARIO PROPIETARIO, NO "DERECHOSO" 29 DE MAYO 2014
https://www.youtube.com/watch?v=SiJJTuM4XOM
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